Volatilidad. El susto de Wall Street de la noche del lunes, con pérdidas inesperadas del 4,6%, se convirtió en la apertura de ayer en la recuperación de parte de lo perdido en la víspera. El Ibex 35 se dejó el 2,53% en la jornada, a pesar de que a primera hora llegó a perder más del 3,5%. La indecisión de Wall Street provocó un carrusel de subidas y bajadas durante toda la jornada.

«Hemos tenido una venta masiva de títulos, seguida de una compra masiva», explicó Peter Kenny, un analista independiente a la agencia Bloomberg, que agregó: «Se ha producido una variación de casi 1.000 puntos» durante los primeros compases de la sesión. Y los cambios de tendencia no se frenaron. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, aseguró, sin embargo, que las bolsas operan correctamente: «Estamos monitoreando los mercados bursátiles, están funcionando muy bien y seguimos creyendo en el impacto a largo plazo de los mercados», señaló ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

La errática evolución del parquet neoyorquino se contagió a los europeos. Y antes siguieron su estela las bolsas asiáticas. Ante la situación previa de máximos en Nueva York, los inversores prestan atención a cualquier indicio que apunte a los recortes. Con el nuevo presidente de la Reserva Federal, la expectativa de que la subida de tipos de interés sea mayor de lo previsto hasta ahora ha llevado cierto nerviosismo a los mercados. El ascenso del precio del dinero, que resulta beneficiosa para la renta fija y los bancos, tiene efectos más nocivos para las expectativas de beneficios de las empresas y para la renta variable.

«Ni la situación económica de Europa, ni la de los mercados, son iguales que las de Estados Unidos. A la larga, no tienen porqué seguir la misma tendencia», comentó Jaume Puig, director general de la gestora de GVC Gaesco. Lo que no quita sin embargo, que ante la situación de confusión, Wall Street marque la pauta para todas las bolsas mundiales.

VALORACIONES EXIGENTES / Sin contar que buena parte de las decisiones de compraventa las realizan ordenadores, los analistas intentan dar una interpretación coherente a la situación: «Puede que las valoraciones sean demasiado exigentes a pesar del fuerte crecimiento de los beneficios empresariales; puede que el miedo a más subidas de tipos en Estados Unidos de las deseadas por los operadores de mercado les haya llevado a reposicionar las carteras; o que los algoritmos que rigen los mercados de futuros tuvieran mayor incidencia de la habitual. Quién sabe si simplemente es una recogida de beneficios o si por el contrario estamos ante el inicio de un mercado bajista, apostamos por lo primero», consideró Jorge González, director de inversiones de Tressis.