Los trabajadores de las fábricas de Seat y Volkswagen en España también se encuentran en estado de shock, como dijo el presidente del grupo alemán, Martin Winterkorn, al anunciar sudimisión. La noticia de las trampas de la multinacional en algunos de sus motores diésel cayó como un jarro de agua fría en un momento de mejora de los resultados y del volumen de producción de las plantas de Martorell y Pamplona. Los comités de empresa confían en que el escándalo no afecte a las inversiones de 4.200 millones en España anunciadas recientemente por el grupo, pero quieren garantías.

La reunión prevista de representantes sindicales de todo el mundo en el comité mundial de Volkswagen será decisiva para aclarar dudas sobre las inversiones y las adjudicaciones de nuevos modelos que van aparejadas, según Matías Carnero, presidente del comité de Seat y dirigente de UGT. Para Carnero, las inversiones no deberían verse afectadas porque ya han sido aprobadas por la dirección del consorcio. El sindicato LAB exigió la «realización total» de la inversión comprometida en Navarra, que rondará unos 900 millones frente a 3.300 millones en Martorell.

Los dirigentes sindicales de Seat y Volkswagen de Pamplona han recibido una carta del presidente del comité europeo y mundial del grupo, Bernd Osterloh, en la que manifiesta la «consternación» por la noticia y añade que los representantes de los trabajadores van a hacer durante las reuniones del consejo de administración «todo lo imaginable» para que la investigación avance rápidamente y para que las responsabilidades personales sean sancionadas. En la carta, el máximo dirigente sindical afirma que el comité de empresa está «intranquilo y preocupado» por el anuncio de que el consorcio ha hecho una provisión de 6.500 millones para cubrir posibles responsabilidades por haber trucado las emisiones de los motores. «Pueden confiar en que haremos todo los posible y pondremos toda nuestra fuerza para evitar a Volkswagen y a sus empleados un daño mayor», añade.

Los sindicatos españoles también pidieron a las autoridades autonómicas y centrales una mayor implicación en el caso para investigar lo sucedido. Unas horas después, el ministro de Industria, José Manuel Soria, rompió el mutismo del Ejecutivo español en relación con el caso al pedir a Volkswagen detalles «claros y precisos». En una carta enviada al vicepresidente mundial de Volkswagen, Francisco Javier García Sanz, le solicita que le aporte «lo antes posible toda la información necesaria para determinar el alcance del problema en general y de manera específica en nuestro país».

En España, el ministerio es el encargado de homologar los modelos de Seat, por lo que Soria pide a Volkswagen que detalle cuántos vehículos de los 11 millones trucados se vendieron en el mercado español. Un portavoz de Seat eludió pronunciarse sobre si la marca española también vendió coches con el dispositivo para maquillar las emisiones de gases de los motores de gasóleo durante las pruebas de certificación.