El sector turístico se ha convertido en un motor de crecimiento también para una gran potencia económica mundial como Japón. El gigante nipón alcanzó el pasado año el número récord de 24,04 millones de turistas, lo que supuso una subida del 22% con respecto al año anterior. Ni los efectos del desastre nuclear de Fukushima ni los terremotos del pasado año consiguieron frenar al sector que parece consolidarse y que abre una vía de crecimiento historicamente casi menospreciada por Japón en el pasado. La ampliación de escalas de cruceros y el lanzamiento de nuevas rutas aéreas está detrás de una cifra que supera por primera vez la barrera de los 20 millones de turistas al año.

Los visitantes procedentes de China, Corea del Sur y del sudeste asiático fueron los que más aumentaron. Estas cifras suponen un escenario alentador para el objetivo de 40 millones de visitantes extranjeros anuales que el Gobierno japonés de Shinzo Abe se ha propuesto atraer para el 2020, cuando tendrán lugar los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio.

El crecimiento global se produce en un contexto en el que el índice de crecimiento del turismo internacional -que el año pasado fue del 47%- se ha reducido, sobre todo, por el cambio desfavorable de las divisas extranjeras ante la fortaleza del yen y la desaceleración de la economía de China. Los potentes terremotos que sacudieron en abril la prefectura de Kumamoto, situada en la isla meridional de Kyushu, causaron además una disminución temporal de los visitantes. Ante estos factores, se espera que el 2017 sea un año de clara expansión turística en Japón.

De cara a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del 2020, la Administración japonesa planea reforzar las infraestructuras turísticas de su país, incluyendo el aumento de la capacidad de aeropuertos y puertos marítimos, y mejorar el acceso a parques nacionales y atractivos culturales.