En apenas un año en la presidencia del Banco Santander, Ana Botínha dado un giro radical a la estrategia de su padre. Los principales damnificados, al menos a corto plazo, han sido los accionistas, que han visto como una ampliación de capital de 7.500 millones de euros diluía su participación y como el dividendo sufría un recorte del 66,6% (de 60 a 20 céntimos, si bien elevó el porcentaje que se paga en metálico).

La ejecutiva ha decidido que es la hora de premiarles. «El dividendopor acción aumentará desde el 2016 y el beneficio por acción alcanzará un crecimiento de doble dígito en el 2018», anunció ayer aprovechando su primer Día del Inversor, celebrado en Londres. Estos incrementos, precisó, se lograrán manteniendo el objetivo de pagar entre el 30% y el 40% del beneficio en metálico a los accionistas.

La promesa, añadió, será compatible con el objetivo de elevar su capital «orgánicamente» (sin nuevas ampliaciones) por encima del 11% en el 2018, «si no antes», desde el actual 9,8%. Para lograrlo, la gran apuesta es mejorar la vinculación de sus actuales clientes, es decir, venderles más productos y servicios -y cobrarles más comisiones: prevé que crezcan el 10% hasta el 2018- para lograr más ingresos.

El consejero delegado, José Antonio Álvarez, explicó que el banco prevé incrementar su base de clientes «leales» (son cuatro veces más rentables) de los 14 millones con que espera cerrar el 2015 (sobre un total de 117 millones) hasta los 18,5 millones en el 2018, con lo que aumentaría sus ingresos en 3.000 millones. En banca digital, espera pasar de 15 millones a 30 millones de clientes en el 2018 (de 5,5 a 16 en banca a través del móvil), y que este canal pase a suponer del 15% al 30% de las ventas.

APUESTA ESTRELLA

En la misma línea, el máximo responsable de Santander España,Rami Aboukhair, desveló que, desde su lanzamiento a finales de mayo, se han abierto 500.000 cuentas 1|2|3, de las que más de 135.000 (unas 1.000 al día) corresponden a clientes de otras entidades que han llevado su nómina al Santander. El objetivo es alcanzar los cuatro millones en el 2018.

Los ejecutivos también explicaron que han elevado el objetivo de ahorro de costes a 3.000 millones en el 2018, ya que preven alcanzar este año los 2.000 millones augurados para el que viene. Botín anunció, asimismo, que sacar a bolsa las filiales «ya no es una prioridad», enterrando así otra de las estrategias de su antecesor. En la misma línea, dio a entender que la política de compra de entidades será más prudente que en el pasado.