Una política energética sin ideología. Esa es una de las características que el presidente de Repsol, Antoni Brufau, ha alabado del actual ministro de Energía, Álvaro Nadal. Durante la clausura del Quinto Simposio Empresarial Internacional organizado por la Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (Funseam), Brufau ha aplaudido que los "temas energéticos" se aborden desde "la óptica económica y científica" y que se quite la ideología del debate sobre la energía. A su juicio, y al igual que ha manifestado el ministro por la mañana, "hay espacio para todas las energías", manteniendo "la ecuación coste/beneficio como principio".

Según sus estimaciones, la diferencia de emisiones de dióxido de carbono entre un vehículo eléctrico y uno de motor diésel es de unas seis toneladas a lo largo de su vida útil de los mismos. Imaz ha lamentado que mientras en Europa se pagan entre 1.000 y 1.600 euros en subvenciones por cada vehículo eléctrico vía subvención directa o la tarifa eléctrica, una empresa como Repsol ha logrado reducir en cuatro millones de toneladas sus emisiones de CO2 y lo hace "a coste, sin subvención".

En una sesión anterior, el consejero delegado de la petrolera, Josu Jon Imaz, ha reclamado "coherencia en las políticas" europeas en materia de reducción de dióxido de carbono para evitar discriminaciones entre unas tecnologías y otras. A su juicio, una política correcta sería "un mismo precio" por cada tonelada de CO2 que se reduce. Eso, a su entender, serviría para primar las tecnologías y procesos industriales "más eficientes", sin que se primara aquellas que no lo son.