El Popular ha comunicado a primera hora de este jueves la convocatoria de una reunión extraordinaria de su consejo de administración para destituir a su presidente, Ángel Ron, y nombrar a Emilio Saracho, exdirectivo del Santander y Goldman Sachs y actual vicepresidente mundial de JP Morgan, como su sustituto. El inversor mexicano Antonio del Valle, que entró en el banco a finales del 2013 y es uno de sus principales accionistas con un 4,25% del capital, ha conseguido por fin el apoyo suficiente para echar al ejecutivo tras intentarlo durante meses.

En un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la entidad explica que "a propuesta unánime de la Comisión de Nombramientos, Gobierno y Responsabilidad Corporativa, se prevé que el Consejo apruebe por unanimidad proponer a la Junta General de Accionistas la designación de don Emilio Saracho Rodríguez de Torres como consejero y presidente del Consejo de Administración, con carácter de consejero ejecutivo". Una vez aceptada su designación y adoptado el correspondiente acuerdo, añade el documento, el proceso concluirá en el primer trimestre del 2017.

Pocos minutos después de conocerse la noticia, las acciones del Banco Popular subían más del 4% tras perder en lo que va de año más del 70%. De Valle ya intentó cesar a Ron antes del verano y también ha intentado fusionar el Popular con el Sabadell u otra entidad para recuperar parte de su inversión, en la que acumula cuantiosas minusvalías. El problema del Popular, un banco tradicionalmente estable y prudente, es que entró tarde y con demasiada fuerza en el negocio inmobiliario cuando la burbuja ya estaba hinchada, lo que le ha dejado una pesada carga de ladrillo por digerir ocho años después del estallido de la crisis, frente a unos competidores que ya han avanzado más en este aspecto.

PROBLEMAS ACUMULADOS

Además, el equipo gestor capitaneado por Ron decidió integrar el banco Pastor sin ayudas y descartó traspasar activos inmobiliarios tóxicos al banco malo Sareb para evitar quedar señalado en el grupo de instituciones que han precisado apoyo público. Ello le obligó a lanzar una ampliación de capital en el 2012 por unos 2.500 millones y otra de igual tamaño a comienzos de este año para poder ampliar su bajo nivel de provisiones frente a pérdidas. También anunció un fuerte plan de ajuste de oficinas y empleados y proyectó la creación de un banco malo interno (que todavía negocia con las autoridades). Sobre todo, sustituyó a Francisco Gómez por Pedro Larena como consejero delegado para tratar de calmar a los accionistas que pedían un cambio en la dirección.

Las fuentes oficiales del banco aseguraban la semana pasada que el consejo había "reforzado su apoyo al presidente" después de aprobar los avances en la creación del banco malo. Sin embargo, las dudas del mercado (en los últimos días las apuestas bajistas de los especuladores han superado un record del 8% del capital y se han sucedido los informes pesimistas de bancos de inversión) y la creciente desconfianza del consejo han permitido a Del Valle, que en las últimas dos semanas ha lanzado una fuerte campaña mediática en contra de Ron, salirse finalmente con la suya.

El mexicano ha contado con el apoyo inicial de Reyes Calderón, coordinadora de los consejeros independientes y presidenta de la comisión de nombramientos, y de José María Arias, vicepresidente en representación de la Fundación Barrié y expresidente del Pastor. Posteriormente se les han sumado los otros accionistas de referencia: la sindicatura de accionistas (9,87% del capital en manos de directivos y empleados), el fondo BlackRock (4,43%), el grupo liderado por Del Valle (4,25%), Crédit Mutuel (4,06%), y Allianz (3,49%).