Aplicar un impuesto a la valorización energética, cuando todavía se envían a vertederos más de la mitad de los residuos municipales generados en la Comunitat Valenciana, llevará asociado, en opinión de la industria cementera valenciana, «un incremento todavía mayor de los desechos que se entierran en vertederos», contraviniendo además lo señalado en la legislación europea al respecto, según añaden fuentes del sector.

Las empresas y los sindicatos del ámbito del cemento se han unido al descontento mostrado por el sector azulejero a raíz de conocerse las pretensiones de la Administración autonómica de implantar, a partir de julio, una tasa a los envíos a vertederos industriales.

Con el propósito de hacer ver su rechazo, las cementeras se reunieron esta semana con el fin de pedir medidas que palien los efectos nocivos que, según creen, supondrá la medida. De ahí que desde este sector se esté muy pendiente de los contactos que se prevén mantener desde Generalitat y la patronal azulejera con el fin de tomar medidas que palie la puesta en marcha de este canon a los vertidos.

Las cementeras, en su argumentación, alertan de una eventual deslocalización de profesionales y empresas relacionadas con la gestión de residuos, así como de la pérdida de competitividad de la cadena de valor de las empresas implicadas en la gestión de los residuos.

Además de solicitar una reunión con el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, para mostrarles su desacuerdo, la industria y trabajadores del sector del cemento dan por hecho que la puesta en marcha de un nuevo impuesto supondrá un importante varapalo a su sector. Esto ocurre mientras se espera conocer la fecha de la reunión de la Mesa de la Cerámica, prevista para la primera quincena de enero y suspendida por el fallecimiento del anterior presidente de Ascer, y en la que se iba a tratar el asunto del canon a los residuos industriales.