Todos estamos obligados a reivindicar y a prestigiar la calidad de nuestras clementinas, que son únicas al contar con una serie de cualidades (tanto de sabor, como de olor y apariencia) que las hacen diferentes y muy apreciadas por los consumidores más exigentes de todo el mundo. Todo ello, sin olvidar que configuran nuestro paisaje y nuestros cultivos velan por nuestro medio ambiente en beneficio de todos los ciudadanos.

Por eso, se ha creado una plataforma integrada por ayuntamientos y cooperativas de los municipios citrícolas de la provincia de Castellón, así como por la Unió de Llauradors y nosotros mismos, Fepac-Asaja. Y el objetivo es uno y muy ambicioso: poner en marcha las medidas que ayuden a que el cultivo de los cítricos vuelva a ser una actividad atractiva y rentable. Y para eso es necesario llamar la atención de la administración regional, nacional y hasta europea, para lo que vamos a iniciar una recogida de firmas entre la sociedad civil. Queremos que todos se involucren en la defensa de nuestros cítricos. Ahora mismo, la situación de sector es insostenible. Y desde los ayuntamientos se está observando, con gran preocupación la situación de abandono o semi abandono en la que se encuentran muchos huertos, el empobrecimiento progresivo de las cooperativas de ámbito local y el envejecimiento del sector. Una preocupación que se comparte desde el sector. Y para conseguir una revitalización de nuestra citricultura, entendemos que es absolutamente necesario actuar sobre tres puntos muy concretos: hay que revisar los acuerdos preferenciales con países terceros, y especialmente del sur de África, que no hacen otra cosa que hundir el precio a la hora de realizar contratos en el campo; tomar medidas contra la falta de aduanas para controlar la posible entrada de plagas y, por último, se necesita que se siga incentivando el seguro agrario como un método eficaz para la gestión de crisis climáticas.

Pero la plataforma creada recientemente también trabaja para conseguir ajustar las variedades a cultivar, con las posibilidades de cada zona y a las necesidades del mercado. Es decir, no se trata de producir más, sino mejor. Todavía mucho mejor de lo que se está haciendo hasta ahora.

Y, además tenemos que adoptar estrategias comerciales y, en la medida de nuestras posibilidades, controlar la producción para introducir la fruta en el mercado en el momento que permita obtener un mayor beneficio económico, porque nuestra provincia todavía está en disposición de ello.