Las librerías de Castellón viven en la actualidad un momento «de resistencia». Es una expresión que gastan varias de las fuentes consultadas, y que ilustra bien el lento tránsito entre la doble crisis que les sobrevino entre 2007 y 2008 --la económica y la vinculada a la aparición del libro digital-- y un presente en que, mientras para unos las ventas comienzan a repuntar de forma leve, otros logran estabilizarlas, que no es poco.

La provincia celebra mañana el Día del Libro y sus librerías lo encaran con un optimismo moderado: el del que piensa que lo peor ha pasado pero que ve que lo que está por llegar tampoco es para tirar las campanas al vuelo. Este es el paisaje después de la (doble) crisis, que resume bien el gerente de la librería Babel, Pere Duch. «Los negocios no van tan mal como hace seis o siete años, pero el consumo en absoluto repunta, al menos en cuanto a la compra de libros», asegura. Las mismas palabras podría suscribir el responsable Juanvi Centelles, responsable de Argot, para quien no hay «percepción tangible» de una recuperación consolidada.

A otros les ha ido un pelín mejor en los últimos dos años, y establecimientos como Plácido Gómez --también en la capital-- o Noviembre en Benicàssim hablan de un repunte de las ventas de alrededor del 10%. El problema es que el punto de partido era muy bajo tras la «impresionante» caída de ventas de 2007, que varios de los consultados no dudan en asegurar que fue de más de la mitad, lo que dejó templando muchos negocios libreros, en especial a los más grandes que tenían más infraestructura y personal.

CAMBIO DE MODELO

Si de algo ha servido la crisis es para provocar un --obligado, por otra parte-- cambio de modelo de las librerías. Mònica Bernat, que junto a Célia Puchol regentan Noviembre, afirma que estos malos años han servido para

«replantear la función que realizamos como libreros». Mauro, de Plácido Gómez, asegura que la clave está en convertirse en «puntos de encuentro culturales», algo que comparte Duch (Babel) pese a advertir que aún nadie tiene «la piedra filosofal». En este sentido, añade que junto a la programación literaria, para ellos también es clave ser un lugar de reunión «de la cultura en su sentido más amplio», de los libros a la justicia social.

Otra buena noticia es que se ha parado el primer golpe del e-book y que, en palabras de Bernat, «el papel ha resistido mejor de lo que pensábamos». Lo comparten tanto Centelles como Duch, para quien parece «claro» que «sobreviviremos a los próximos años, pero el sector librero ya no volverá a ser el mismo».