El 26 de mayo, en València, las principales organizaciones del mundo rural de la Comunitat nos manifestaremos conjuntamente, sumándonos a la manifestación promovida por la Federación de Caza de la Comunitat, para mostrar nuestra preocupación por los problemas que nos afectan y demandar cambios en las políticas agrarias de las Administraciones Públicas. FEPAC-ASAJA se sumará a esta manifestación, puesto que los problemas de los agricultores y ganaderos de Castellón son los mismos que sufren y padecen los agricultores y ganaderos del resto de la Comunitat. Será una manifestación en la que todos nos veremos representados. Agricultores, ganaderos, cazadores, cooperativas, organizaciones agrarias o silvicultores, los mismos que, con nuestro trabajo y dedicación, aportamos a la sociedad puestos de trabajo directos e indirectos, una maravillosa producción agraria que representa un porcentaje importante de nuestro PIB, fijación de la población en las comarcas de interior y beneficios paisajísticos y medioambientales. Aportaciones que no están debidamente reconocidas e incluso, como en el caso de la caza, los festejos taurinos o la pesca deportiva son desprestigiadas y perseguidas con mucho argumento falso y mucha carga ideológica.

Nuestra agricultura y ganadería arrastra desde hace demasiado tiempo una grave crisis de precios, que acaba produciendo el abandono de tierras de cultivo. Los propietarios de terrenos forestales padecen de falta de accesibilidad y capacidad para aprovechar y gestionar sus recursos. Padecemos un importante envejecimiento del sector, despoblamiento del medio rural y falta de inversiones en las explotaciones agrarias. Todo esto agravado por un déficit en materia de infraestructuras y servicios.

Las administraciones (no todas pero sí una parte importante) parecen ajenas a estos problemas o no muestran la suficiente sensibilidad y comprensión hacia los graves problemas que nos afectan a todos los que formamos parte del sector agrario, que somos los que mantenemos vivo el mundo rural, y mientras, desarrollan y aplican leyes cada vez más extensas, restrictivas y, a veces, contradictorias, que complican todavía más la difícil coyuntura que atraviesa nuestro sector, además de la falta de una respuesta adecuada ante los graves daños que está causando en los cultivos la fauna salvaje, que está creciendo de forma desconstrolada.