El 17 de mayo celebramos la Fiesta de San Pascual Baylón, patrono de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón. Pascual destaca por tres virtudes: por su humildad, su devoción a la Santísima Virgen y, sobre todo, por su amor a la Eucaristía. En efecto: el amor más grande de Pascual ya desde niño y durante toda su vida fue la sagrada Eucaristía.

Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero y barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Eucaristía. La Eucaristía era para Pascual el manantial de todos los bienes y la escuela donde aprendió a vivir tras las huellas de Cristo. Ante la Eucaristía se sentía profundamente conmovido. Su corazón se le llenaba de alegría de saber que estaba con el Señor, de sentir que Dios le amaba, de experimentar que Jesús en este Sacramento se hace compañero de camino y alimento de vida eterna, y que es el amigo que nos acompaña en el camino de la vida. Jesucristo se ha quedado en la Eucaristía para unirse con nosotros y atraernos hacia sí, para darnos su amor, el amor mismo de Dios.

La Eucaristía es el tesoro más grande que tenemos los cristianos: en ella se contiene todo el bien de la Iglesia. ¡Como lo entendió y vivió Pascual! Su vida estuvo entretejida de humildad y de silencio, de sacrificio y de servicio, de entrega y de amor, que él aprendió en la Eucaristía y en la Virgen María.

Ante el decaimiento de la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y ante las reiteradas profanaciones del Santísimo entre nosotros, miremos a Pascual, nuestro patrono y guía. !Que por su intercesión se avive en nosotros la fe en la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento! ¡Que de sus manos aprendamos a adorar en espíritu y en verdad a Cristo presente en la Eucaristía! En ella encontraremos la fuente inagotable del amor de Dios.

*Obispo de Segorbe-Castellón