Pedro Sánchez llamó a Carmen Calvo el domingo por la noche, alarmado por la situación del ‘Aquarius’, el barco de la oenegé francesa Sos Méditerranée, detenido con 629 inmigrantes a bordo entre Italia y Malta sin que ninguno de los dos países haya querido hacerse cargo de ellos. El jefe del Ejecutivo trasladó a la vicepresidenta que algo había que hacer, que se trataba de una “crisis humanitaria”, según fuentes gubernamentales, y así es como echó a caminar la primera medida importante de Sánchez como presidente.

El barco, junto a dos fragatas italianas, llegará probablemente a Valencia este sábado, y a partir de ahí el Gobierno tendrá que decidir qué hacer con los inmigrantes. Autonomías como la Comunidad Valenciana, Euskadi, Baleares, Aragón y Andalucía, junto a ciudades como Barcelona, Zaragoza y Madrid, ya han ofrecido su ayuda. El Ejecutivo quiere distinguir entre las situaciones de todos los afectados. En primer lugar se encuentran los menores no acompañados, que según el Ejecutivo son 123. Todos ellos, explican fuentes de la Moncloa, se quedarán en Valencia. También las mujeres embarazadas que viajan en el ‘Aquarius’. Con el resto de sus pasajeros, continúan las mismas fuentes, Interior tendrá que estudiar sus casos para valorar si pueden acogerse a asilo.