Pablo Casado está dispuesto a usar todas sus armas para noquear cualquier maniobra del independentismo que implique un descarrilamiento de la legalidad. Su discurso contra el desafío soberanista se endurece en cada comparecencia, después de cosechar el apoyo de su partido y constatar que sus alegatos funcionan entre los azules. Más aún como arma de seducción para recuperar los votos fugados en favor de Ciudadanos.

Y es que el sucesor de Mariano Rajoy no esconde su voluntad de responder con mano dura al desafío soberanista. Tras la primera reunión del nuevo comité ejecutivo, ha afirmado que promoverá una iniciativa parlamentaria en el Congreso para endurecer el Código Penal e incorporar los delitos de "sedición impropia" y de "convocatoria ilegal de un referéndum" para castigar a los independentistas. Ha emulado sus ideas con las aplicadas bajo el plan Ibarretxe. "Hay que preparar mecanismos de defensa para que no haya ninguna ruptura de la legalidad", ha anticipado, augurando un otoño convulso en Catalunya.

Casado ha puesto a disposición del Ejecutivo encabezado por Pedro Sánchez la mayoría popular en la Cámara alta para aplicar de nuevo el artículo 155 en Catalunya. "Si intentan planear de nuevo la construcción de estructuras de Estado, como el Diplocat o la manipulación de TV-3, habrá que recordar al Gobierno que el PP tiene mayoría en el Senado y que puede volver a hacer cumplir la Constitución", ha esgrimido, avalado por su nuevo grupo de confianza.

Revivir el PPC

El ya coronado presidente popular ha aterrizado en Catalunya dispuesto a "recuperar la concordia, la convivencia y el respeto a la ley" y a arropar un PPC muy dañado después de la debacle electoral del 21-D. La elección de Barcelona como sede para la celebración de su primer comité ejecutivo nacional ha sido minuciosamente ideada. Casado se vuelca en agradar a los catalanes y en diseñar una receta que le preserve el apoyo incondicional que recogió en la comunidad autónoma.

Por eso se obceca en conseguir que el partido catalán levante cabeza, eso sí, a través de una retirada de mandos a Xavier García Albiol. "El PPC tiene que ser la vanguardia en este nuevo desafío en el 'procés' independentista ante la inacción del Gobierno de España", ha entonado Casado en rueda de prensa, y ha señalado que los populares "han vuelto para quedarse" y decididos a abanderar la "ola ciudadana que el 8 de octubre llenó las calles para pedir libertad". Casado se ha referido así a la manifestación de Societat Civil Catalana, y ha tratado de disputarse con Ciudadanos los votantes que se abalanzaron al centro de Barcelona durante la jornada en favor de la unidad de España.

El presidente popular también ha apostado por trazar una estrategia conjunta de los constitucionalistas para asegurarse los consistorios en los que gobiernan. No ha dado más detalles de ello, pero se ha alegrado de que Albiol quiera volver a alzar la vara badalonesa. Y es que la decisión de centrarse en Badalona y ir poco a poco abandonando el liderazgo en el partido y en el Parlament se ha tomado de forma "colegiada y consensuada" entre ellos. Preparan una "transición tranquila" para evitar que la lucha por el poder desate un nueva guerra. En las quinielas ya se apuesta por un duelo entre la exministra de Sanidad, Dolors Montserrat, nombrada este jueves nueva portavoz del partido en el Congreso, y entre el dirigente provincial y diputado en el Parlament, Alejandro Fernández. Ambos, cercanos a las tesis de Casado.