Luis Bárcenas hizo este jueves realidad el refrán que dice que la mejor defensa es el mejor ataque. Y es que en su escrito de defensa sobre los llamados 'papeles de Bárcenas', el exsenador aseguró que los presidentes del PP, desde Manuel Fraga hasta Mariano Rajoy, conocían que desde 1982 existía en el partido «un sistema de financiación institucionalizado». También mantuvo que los responsables de la dirección eran los encargados de «conseguir» los donativos y de decidir su destino. El PP salió en tromba para desmarcarse de las acusaciones y el PSOE volvió a pedir explicaciones al presidente del Gobierno.

El que fuera tesorero del PP no está dispuesto a asumir ninguna responsabilidad por haber recogido en unas anotaciones las donaciones a la fuerza conservadora y el destino de estas partidas. En su escrito se presenta como «un amanuense» y carga toda la responsabilidad en los presidentes del partido Manuel Fraga, Antonio Hernández Mancha, José María Aznar y Mariano Rajoy. Por ejemplo, explica que Fraga se encargó personalmente entre 1982 y 1986 de negociar con la patronal CEOE la entrega de dinero y que en ese periodo se usaron varias sociedades para recibir las ayudas de empresarios.

TRES SOCIEDADES

Aznar, según la versión del exsenador, también recibía donativos, y durante su mandato se crearon tres sociedades para «facturar a las empresas que hacían donativos». Dichas sociedades fueron liquidadas por el que fuera presidente de Caja Madrid Miguel Blesa después del 'caso Naseiro'. También afirma que el partido empezó a recibir dinero de empresarios andaluces entre 1996 y el 2004 al llegar a la secretaria general Javier Arenas.

Rajoy, según Bárcenas, se ocupó desde el 2004 de recibir «los donativos importantes», aunque estos disminuyeron «notablemente» entre junio del 2008 y julio del 2009. Y es que, según su relato, «los máximos dirigentes del partido no podían desconocer el origen del dinero» que percibían «como complemento salarial o gratificaciones». Es más, asegura que los responsables de la dirección eran los que decidían en qué se gastaban los fondos que se destinaban a gastos de la organización como sobresueldos, asesorías, ayudas a las víctimas del terrorismo, gastos de campañas electorales y la reforma de la sede nacional.

En el único punto en el que está de acuerdo el extesorero del PP con el juez José de la Mata, que ha acordado sentarle en el banquillo junto a otras cinco personas, es en que los empresarios que financiaron al PP no lo hicieron para obtener adjudicaciones públicas. Y mantiene que todos los partidos mayoritarios «se han venido financiando históricamente al margen de la legalidad».

Bárcenas también niega en su escrito que haya sisado al PP como le imputan las acusaciones y señala que su papel en esta trama se limitó a dar al extesorero Álvaro Lapuerta las cantidades que le pedía. Con este trámite, termina la instrucción del caso, que podría ir a juicio en el 2016 para no interferir en las elecciones generales de este año.

LA REACCIÓN

Las acusaciones de Bárcenas movilizaron al PP. Pablo Casado, secretario de comunicación, le pidió que «no se preocupe por las personas honestas sino por volver a la cárcel». El portavoz popular en el Congreso, Rafael Hernando, dijo que la caja b no es del partido sino de Bárcenas. Y el PSOE pidió a Rajoy que dé la cara y no se escude en su mayoría para evitar su comparecencia.