El escándalo de las tarjetas 'black' llegó este viernes a la Audiencia Nacional. El primero en declarar ante el tribunal fue el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, que mantuvo durante el interrogatorio al que le sometió el fiscal Alejandro Luzón una línea de defensa basada en dos pilares: que los gastos de las tarjetas 'black' eran retribuciones y que "en 23 años ni el Banco de España ni los órganos internos de la Caja pusieron ninguna objeción".

Intentando ofrecer seguridad en sus argumentos, Blesa explicó que él recibió su tarjeta de manos del secretario del consejo en 1994, cuando llegó a Caja Madrid durante la presidencia de Terceiro. "Era de libre disposición, un complemento retributivo", aseguró.

A partir de ese momento, a las preguntas del fiscal Alejandro Luzón, Blesa respondía recordando que ya hay referencia a las tarjetas de los consejeros de Caja Madrid desde el año 1988 e insistiendo en que "en 23 años" nunca se produjo reproche ni por el Banco de España, ni por los auditores ni por la Comisión Nacional del Mercado de Valores ni por la propia entidad, ni Hacienda a cómo funcionaban.

CUESTIÓN DE CONFIANZA

"He sabido más detalle en relación con la emisión de las tarjetas ahora, que en aquel momento, porque cuando alguien se incorpora en una institución lo hace en confianza de su funcionamiento", se justificó el acusado, para insistir en que no había ninguna irregularidad en el uso de las tarjetas por los consejeros y directivos, que, en su opinión, quedó avalada en el consejo de administración de Caja Madrid del 24 de mayo de 1988.

"¿En 23 años de práctica de tarjetas, hay alguien que sea capaz de decir que se puede ocultar al Banco de España, a los auditores?", insistió a preguntas de su defensa, ejercida por el letrado Carlos Aguilar.

Explicó que hay distintos órganos para gestionar las tarjetas, pero él tenía delegada la facultad de entregar a los consejeros y su cuantía. En su opinión, era lo que se venía haciendo desde 1995 cuando se fija una cuenta para contabilizar los gastos.

Según el acusado se trata de una retribución perfectamente legal y todos los beneficiarios estaban "en la creencia" de que la Caja lo incluía en el certificado de haberes que recibía a final de año y lo declaraba a Hacienda, como otras retribuciones en especie. "La primera vez que supimos que no estaba incluido fue en los informes de Bankia", agregó.

REPRESENTACIÓN

A la pregunta del fiscal de si no se trataba, en realidad, de tarjetas para gastos de representación, que sería lo permitido por el consejo de 1988, fue una de las ocasiones en las que Blesa se permitió elevar algo el tono para asegurar que mal casa una cuantía fija con gastos de representación. De ahí que esos plásticos no tuvieran límite y las que les han traído al banquillo, sí.

Aseguró que él subió los límites fijados por su antecesor en el cargo por el crecimiento vivido en la caja y la ampliación del ámbito de acción de los consejeros. De lo que no se ocupaba él era de subir temporalmente el límite de disposición, pero aseguró que solo se trataba de elevar el límite operativo puntualmente, no se incrementaba el pago a ese consejero, puesto que tenía fijada unas retribuciones. Ante la insistencia de Luzón, señaló que cuando un mes se les elevaba el límite de disposición, se reducía al mes siguiente, algo que no aparece en los datos en los que se ha basado la fiscalía.

También discrepó de las acusaciones -a las que se negó a responder— en que la cuenta donde se incluía los gastos no figuraran todos los cargos al detalle. "El contable no puede registrar ningún cargo sin saber previamente quién lo hace. Tuvo que conocer todo el detalle para sentarlo en los libros auxiliares. Si tenía alguna duda, tenía que haber preguntado", aseguró.

Según Blesa, durante su presidencia llegaba a recibir centenares de correos, en los que figuraba en copia y dio instrucciones para dejar de hacerlo ante la imposibilidad de leerlos todos. El fiscal le quería preguntar por uno de Enrique de la Torre en el que se queja de que cómo algo "tan delicado" como las tarjetas de los consejeros pudiese ser consultado por su secretaria, lo que podía suponer que se produjesen filtraciones.

SIN PREGUNTAS SOBRE LOS GASTOS

Blesa aseveró: "Eran delicados por ser retribuciones". Y aprovechó para reprochar a Bankia que hubieran aparecido los gastos en la prensa. "Son disposiciones que realiza una persona y nadie tiene por qué saber en qué se gasta el dinero", añadió. El fiscal Luzón no le preguntó en ningún momento sobre sus gastos, lo que es interpretado por fuentes de la defensa en que no puede hacerlo, aunque el Excell ha sido admitido como prueba por el tribunal.

Una vez aclarada la legalidad de las tarjetas, Blesa se centró en que en ningún momento se ocultó la operativa, y estuvo a disposición del Banco de España y la CNMV. "Los auditores necesariamente conocen la existencia de las tarjetas, porque tienen suficientes pistas", dice, a lo que Luzón repregunta: "¿Pistas?". Blesa se reconduce y afirma que "documentos para conocerlos".

La declaración de su sucesor en Caja Madrid, Rodrigo Rato, se pospuso para el próximo martes, pese a que el acusado estaba dispuesto a hacerlo hoy y ya se había pertrechado de apuntes para comenzar.