Ha ocurrido lo previsible. Susana Díaz, secretaria general del PSOE andaluz, la principal federación socialista, no acudirá finalmente a la Escuela de Gobierno organizada este fin de semana por la dirección federal. Según esgrimió la también presidenta de la Junta de Andalucía, tiene compromisos institucionales en Sevilla que le impiden acudir a Madrid, con lo que ha asestado así la puntilla a un encuentro con el que el líder del partido, Pedro Sánchez, pretendía dar imagen de unidad y recomposición.

Díaz no confirmó su ausencia hasta el último minuto. De hecho, en la agenda institucional de la Junta para este fin de semana aún no aparecía el acto al que tiene previsto acudir. Desde su entorno explicaron que además de un acto ayer viernes en Jaén tenía que acudir este sábado a uno de los actos conmemorativos del aniversario del Colegio de Ingenieros de Andalucía Occidental.

«Creo que como yo más ayudo al PSOE es haciendo mi trabajo, hacer que el Gobierno de Andalucía demuestre que se gobierna de otra manera distinta a la derecha y tener la confianza de los ciudadanos, y en eso estoy volcadísima», justificó ayer Díaz. Su plantón se une al de otros barones territoriales, como el valenciano Ximo Puig o el asturiano Javier Fernández, que ya habían avisado con antelación de que no asistirían.

Tampoco irán el expresidente del Gobierno Felipe González ni el exsecretario general Alfredo Pérez Rubalcaba. Frente a ellos, Javier Solana, exsecretario general de la OTAN, o el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, no dudaron en hacer una llamada a la unidad interna cara al largo periodo electoral que se avecina, aunque el primero tampoco ha tenido problemas en admitir que no está «contento» con su partido.

DISCREPANCIAS / En la decisión de Díaz, cuyos asesores meditaron hasta el último minuto la conveniencia o no de desplazarse a Madrid para evitar acentuar aún más la brecha Sánchez, no solo se han tenido en cuenta las malas relaciones con quien fue su oponente -y vencedor- de las primarias por el liderazgo del PSOE, sino también las discrepancias mostradas desde entonces, por mucho que en el único encuentro que ambos mantuvieron en Sevilla la baronesa andaluza ironizase acerca de que no había frialdad entre ellos porque eso «no era Frozen» en alusión a la película de Disney cuya protagonista convierte en hielo lo que toca.

Unos roces que se vieron a cuenta de Cataluña, cuando el PSOE se negó a respaldar la moción presentada por Cs para respaldar al Gobierno de Rajoy en su gestión del debate soberanista y posteriormente pidiera la reprobación de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El último de esos roces se produjo a raíz de la decisión de Sánchez y su equipo de no apoyar la candidatura de Elena Valenciano para presidir el grupo socialista en el Parlamento Europeo, pese a contar con el respaldo de otras delegaciones europeas. «Me niego a pensar que sea porque me apoyó en las primarias», soltó Díaz, defensora de la candidatura.