Hace ahora cuatro años, los viajes a Canarias del expresidente extremeño José Antonio Monago cuando era senador sacaron los colores a los habitantes de la Cámara alta y pusieron el foco en la falta de control de gasto de dinero público. Trayectos en primera clase con una transparencia de tercera. Ahora, la información que el Senado facilita de los desplazamientos de sus señorías sigue siendo escasa: solo se publica el coste total trimestre a trimestre y el detalle de los que se realizan al extranjero. El resto sigue tras la cortina.

Los senadores pueden viajar por toda España en tren, barco, autobús o avión de manera ilimitada, como también pueden hacerlo los diputados. Así se decidió en 1978 y solo en el 2014, después del escándalo de Monago, la Cámara alta decidió incluir algunos mecanismos de “supervisión”.

La Mesa acordó que los senadores pueden viajar a su lugar de residencia o a la provincia a la que pertenecen sin necesidad de autorización. Si los viajes tienen carácter político o de representación institucional y son a otras circunscripciones, necesitan contar con el aval del portavoz del grupo parlamentario, pero no hay mayor control que ese. Solo los viajes oficiales deben contar con una autorización de la Mesa del Senado.

Supresión de dietas

Son estos últimos los que además incluyen una dieta para sus señorías de 120 euros al día si son en territorio nacional y de 180 euros si son al extranjero. Ese sistema de dietas desapareció en el Congreso en enero del año pasado y, desde entonces, los diputados deben justificar cada gasto.

Sin embargo, la Mesa del Senado —donde el PP tiene mayoría y en la que están también presentes PSOE y PNV— desestimó en junio una petición de Unidos Podemos para que se suprimieran. “El sistema de abono es objetivo, transparente, igualitario y eficiente”, indica la Mesa, que además pone como ejemplo las directrices que se aprobaron en 2016 para la actividad internacional.

Los viajes fuera de las fronteras españolas son los únicos que se publican de forma detallada y con desglose de gastos. El resto queda a la iniciativa de los partidos. El PSOE, por ejemplo, publica cada dos meses el detalle de los viajes de sus parlamentarios. Eso sí, el último informe publicado es de hace un año.

El 90%, viajes a casa

Los viajes de los senadores a su circunscripción son los que suponen mayor gasto a las arcas públicas. En el primer trimestre del 2018, último dato publicado, el desembolso fue de 766.304 euros, unos 2.800 euros por senador. Unos 80.000 euros se dedicaron a cambios, anulaciones y gestión de billetes. Del resto, el 90% (614.010 euros) se destinó a viajes de senadores a sus provincias, los que menos controles requieren; otros 57.000 euros fueron para actividades políticas, las que autoriza el grupo parlamentario; y solo 10.000, para viajes institucionales autorizados por la Mesa, que también suponen un desembolso en dietas que no se incluyen en el total.

Además, el gasto en viajes internacionales en los tres primeros meses del año ha sido de 81.954,3 euros. Y ello sin incluir las dietas de 150 euros por día de los senadores. El más costoso fue un viaje en marzo a la comisión de la ONU sobre el Estatuto de la Mujer en Nueva York, a la que viajaron seis personas y que supuso más de 50.000 euros.

Los senadores tienen vía libre para desplazarse por todo el territorio nacional porque su labor política y parlamentaria debe ser “libre, sin que deba imponerse ningún tipo de censura o control previo en forma de autorización”, como recoge su régimen económico, y su ámbito de trabajo es “el conjunto del territorio nacional”.

En cualquier caso, los parlamentarios ya disfrutan de una indemnización en su salario mensual, exenta de tributación, para “cubrir los gastos que les origina la actividad de la Cámara”. Esa indemnización ya contempla tener que desplazarse o cambiar el lugar de residencia, puesto que tiene una cuantía de 877,78 euros para los senadores electos o designados por Madrid y de 1.840,60 euros, mucho mayor, para los que son de circunscripciones distintas.

Un año récord

El gasto en viajes de los senadores en los primeros tres meses del año es un 4% menor que el del mismo periodo del año anterior. 2017 fue el año con más gasto en viajes de los senadores por España desde que hay registros, con más de tres millones de euros, frente a los dos millones del atípico 2016, el de la legislatura fallida, y los casi 2,5 millones y medio del 2015. Por trimestres, de octubre a diciembre del 2017 se alcanzó el pico de gasto de dinero público en desplazamientos de los senadores: más de 900.000 euros.

El escándalo de Monago llegó incluso al Tribunal Supremo, por medio de la querella de una asociación. El tribunal archivó el caso en el 2015, pero aprovechó el auto para reprender al Senado por su falta de transparencia: “Resultaría conveniente una regulación suficientemente precisa en esta materia para evitar cualquier duda en la opinión pública acerca del empleo correcto de los fondos públicos en los viajes realizados por los parlamentarios”. Pero no hubo cambios. La Cámara se sigue resistiendo a descorrer la cortina.