La portavoz de ERC en el Parlament, Marta Rovira, ha recordado este martes en el Congreso de los Diputados, durante el debate sobre la transferencia a Cataluña de las competencias para convocar referendos, que todo el proceso catalán hacia la consulta de autodeterminación obedece, al fin y a la postre, al mandato surgido de las urnas, de las elecciones autónomicas de noviembre del 2012. En un tono dolido, que seguramente ha sorprendido a muchos por aquello de la supuesta radicalidad de ERC, la secretaria genaral republicana ha lamentado el ahogo al que se ven sometidas las finanzas catalanas y que imposibilitan que "se pueda ayudar a los ciudadanos".

Tremendamente nerviosa, Rovira ha empezado vacilante, medio perdida en saludos a los presentes. Al poco, ha enhebrado el hilo. "El país (Cataluña) se nos derrite entre las manos y no sentimos que tengamos un Estado a nuestro lado", ha afirmado. La solución, según Rovira, es la construcción de un nuevo Estado y para llegar a él, la consulta: "Votar es democracia", ha sentenciado.

En un tono nunca belicoso, más cercano a un lamento, Rovira ha señalado que el "catalanismo político siempre ha buscado el encaje en España" y que este nunca ha llegado. Y el último episodio de esta forma de proceder desde Cataluña se vivió, para la número 2 de ERC, con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut del 2006.

Y ahora, ha seguido, ¿con qué se topa este catalanismo político, que requiere el diálogo para realizar la consulta? "Con improperios y amenzadas veladas", como las palabras del ministro de Exteriores, Jose Manuel García-Margallo sobre el aciago futuro que esperaría a los catalanes en caso de la independencia, a los que comparó con astronautas vagando por el espacio. Y también, "con ruido de sables en un funeral de Estado" en referencia a lo dicho por el cardenal Antonio María Rouco Varela y la guerra civil con motivo de las exequias de Adolfo Suárez.