La fiscalía francesa pidió hoy una condena de cuatro años de cárcel, con 18 meses firmes, para el presunto etarra Beñat Atorrasagasti, entregado a finales de enero a Francia por la justicia británica tras haber sido arrestado en Edimburgo.

El fiscal del Tribunal Correccional de París argumentó su petición de esa pena en que considera que la culpabilidad de Atorrasagasti "no plantea muchas dudas" a la vista de los elementos de prueba y de sus silencios hoy en la audiencia sobre sus vínculos con ETA.

No obstante, la condena demandada en su requisitoria es inferior a los cinco años a que fue condenado en rebeldía en octubre de 2008, una sentencia a la que se opuso el interesado cuando le fue comunicada a su llegada a Francia, y que ha motivado este nuevo juicio en su presencia.

El representante del Ministerio Público destacó que la pertenencia a la organización terrorista de Atorrasagasti Ordóñez -que se encuentra en libertad provisional desde el pasado 25 de febrero y ha establecido su residencia desde entonces en la localidad vascofrancesa de Ciboure- quedó demostrada con las cuatro fotos suyas encontradas en un piso franco de banda en Limoges.

En esa vivienda del aparato de reserva de ETA descubierto en junio de 2004, sus fotos estaban en un documento atribuido al que fuera jefe militar Garikoitz Aspiazu Rubina, "Txeroki", en el que éste pedía a la estructura de falsificación que se pusieran en un pasaporte, un carné de identidad y un carné de conducir "para que un camarada los pueda utilizar".

Hoy, el acusado se limitó a reconocer que había entregado en 2001 fotografías suyas a un etarra, al que no identificó, tras haber pasado a la clandestinidad en Francia después de que en marzo de ese año la Guardia Civil desmantelara una estructura de "mugalaris" -los que se encargan del paso de la frontera-, de la que se sospecha que formaba parte.

Atorrasagasti, que aseguró que antes de 2001, nunca había tenido "relación con ETA" ni había sido simpatizante de la banda, explicó su huida a Francia "por miedo a que la Guardia Civil (le) torturara".

"No me lo pensé dos veces; crucé la frontera para escapar a la Guardia Civil", añadió este hombre de 36 años originario de Lesaka que, al ser cuestionado sobre si forma parte de la organización, respondió: "no voy a contestar a esa pregunta".

También se negó a aclarar cuál era el objetivo de entregar sus fotos a un etarra, aunque sí se esforzó en insistir en que "poco después" decidió irse a Escocia "a rehacer (su) vida".

Según su versión, allí estuvo trabajando de repartidor de vinos con un camión -acreditó ante el Tribunal Correccional de París un contrato indefinido desde 2006- y tuvo dos hijos, nacidos en 2008 y en 2010.

Tuvo en Edimburgo -añadió- "una vida normal, pública" bajo su identidad real, hasta que fue detenido en julio del año pasado en virtud de las dos euroórdenes que pesaban contra él, una francesa -la que dio origen a este juicio- y otra española.

Las razones que ofreció para justificar que tras su liberación provisional hace ahora un mes no volviera a Edimburgo, donde, según su testimonio, había estado viviendo desde 2001, son que está separado de la madre de sus hijos, y que Ciboure, donde está buscando trabajo y lleva igualmente "una vida normal", se encuentra muy cerca de Lesaka.

El presidente del tribunal, Laurent Raviot, señaló que en otra vivienda ocupada por etarras en el departamento francés de los Altos Pirineos, fronterizo con España, se había encontrado una anotación en la que se decía "B. Atorrasagasti ha ido a Espeleta".

Raviot recordó igualmente que las autoridades españolas sospechan que, además de haber formado parte del aludido comando de "mugalaris" que ayudaba a pasar la frontera a miembros de la banda o material, realizó trabajos de recopilación de información para ETA sobre miembros del PSOE y sobre agentes de las fuerzas de seguridad.

El juicio quedó visto para sentencia, que se hará pública el próximo 22 de abril.