Los nervios a las puertas del Tribunal Supremo, hasta saber si Marta Rovira o Marta Pascal correrían la misma suerte que los Jordis, Oriol Junqueras y Joaquim Forn y pasarían la noche en prisión se disiparon pronto en esta ocasión. La secretaria general de ERC abandonó el alto tribunal en torno a las doce y media, sabiendo que debe abonar una fianza de 60.000 euros, y la coordinadora del PDECat, una hora después, sin ningún tipo de medidas cautelares.

A las puertas del Supremo, una amplia comitiva formada por las ejecutivas de ambos partidos, así como por los parlamentarios en Madrid, tanto diputados como senadores, aplaudieron su salida. El lazo amarillo, ya un clásico en las inmediaciones de la Corte cada vez que acude a declarar un dirigente independentista, tampoco faltó esta vez. La exdiputada de la CUP e imputada en la causa Mireia Boya eligió un bolso del color con el que el independentismo exige la liberación de los encarcelados, que destacaba a primera hora de la mañana entre los abrigos oscuros del resto.

También sobresalieron y mucho las banderas de España que unos ocho ciudadanos lucían a modo de capa y con el lema de la unidad de España. No siempre se acercan hasta el Supremo exaltados unionistas, pero esta vez no quisieron desaprovechar la ocasión de captar la atención de las cámaras y los medios de comunicación. No obstante, la policía les impidió acercarse a los independentistas y solo pudieron gritar sus consignas desde lejos.

Como ellos, una decena de afectados de Forum Filatélico y Afinsa aprovecharon para corear consigas en contra de la justicia en España. "Jueces y fiscales, prevaricación", era uno de sus gritos preferidos, que se mezclaban con las declaraciones que los dirigentes independentistas efectuaron a lo largo de toda la mañana quejándose de que se cite a declarar a sus líderes y pidiendo soluciones políticas y no jurídicas al 'procés'.

La llegada

Rovira llegó muy temprano, a eso de las ocho y media de la mañana, acompañada por su jefe de gabinete y varios miembros de su equipo en ERC. Si bien, la policía solo la dejó entrar con su abogado. A la salida, hablando en plural, no se sabe si porque lo hacía en nombre de las dos Martas, señaló que habían "defendido el trabajo de los diputados" y el "derecho a votar y a expresar las opiniones en un Estado democrático".

Pascal, por su parte, llegó sobre las 10.50 horas, diez minutos antes de su citación, y abandonó el Supremo sin hacer declaraciones, rápidamente en un taxi. A partir de ahí, la comitiva y la expectación decayó, a la espera de que el martes declaren el expresidente de la Generalitat Artur Mas y la expresidenta de la Associació de Municipis per la Independència (AMI) Neus Lloveras, y con la incógnita de si la exdiputada de la CUP Anna Gabriel, el miércoles aparecerá o no en el tribunal.