La Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a cuatro miembros de una red dedicada al narcotráfico a penas de entre 20 y 23 años y medio de cárcel por homicidio y delito contra la salud pública por dejar morir y descuartizar a un 'mula' que murió al reventársele una de las 67 bolsas de cocaína que había ingerido.

El tribunal considera acreditado que los acusados integraban una organización criminal que introducía cocaína en España y Suiza desde República Dominicana. Desde 2011, los condenados utilizaron como 'mula' a un gijonés que les debía entre 12.000 y 14.000 euros por su adicción al juego y a las drogas. Para saldar la deuda el joven traía la cocaína a España en su cuerpo.

La sentencia relata que tenía intención de abandonar esta actividad, pero “ante el temor de sufrir represalias por parte de Heriberto Reyes, quien le había manifestado que habían matado a quien les había traicionado”, accedió a hacer un último viaje.

El 7 de julio de 2014, en una vivienda que los acusados habían alquilado en la localidad de Villadiego (Burgos), comenzó a vomitar y a tener convulsiones, en presencia de dos de los acusados que nada hicieron para asistirle. Pese a que “conocían perfectamente que Fernando había estado ingiriendo cápsulas de cocaína y consecuentemente el riesgo para su vida, ninguno de estos solicitaron asistencia médica ni llamaron a una ambulancia", afirma la resolución.

Los acusados llamaron a Heriberto Reyes, quien acudió al domicilio, y tras constatar la gravedad del estado en que se encontraba Fernando, les dijo que se marcharan del inmueble y llamaran al también condenado Benjamín Guzmán para "comprar agua destilada, guantes y bolsas de basura”.

El joven falleció por sobredosis de cocaína de extremada pureza, y los acusados para recuperar las cápsulas le hicieron una laparotomía. Después, para deshacerse del cuerpo lo decapitaron y desmembraron, e introdujeron sus miembros en una maleta, de la que deshicieron en Francia de camino a Suiza. En la frontera de ese país Reyes fue detenido y se le condenó a 4 años y medio de prisión por delito grave de estupefacientes.

Homicidio por asumir el riesgo

La sentencia condena a los acusados por delito de homicidio porque, aunque desconocieran el estado de salud del joven mulero, eran sabedores de que con la ingesta de bolas de cocaína, “si éstas se destruyen en el interior, la posterior muerte es inevitable".

"No es que Heriberto Reyes y el resto de los miembros de la organización quisieran la muerte de Fernando, pero sí que aceptaban y asumían consecuentemente su muerte (...), lo que nos lleva a un delito de homicidio, bien por acción o al menos por dolo eventual”, que supone 10 años de cárcel.

La forma de operar de los acusados, según la Sala, revela la existencia de una organización criminal en la que se vislumbra un reparto de papeles plenamente definidos entre el jefe y los restantes condenados. En el caso de Reyes, la Sala le impone la pena más alta porque se trata del jefe de la organización y "se ensañó con la víctima hasta descuartizarla”. Esa pena máxima por el delito contra la salud pública sería de 18 años, pero se le descuentan los 4 años y medio que cumplió en Suiza.