A las 17.40 horas del lunes, Félix Millet salía del Palacio de Justicia de Barcelona en una ambulancia camino de la prisión de Brians 1, en el municipio barcelonés de Sant Esteve de Sesroviveres. Por otra puerta, un empleado empujaba la silla de ruedas que durante los últimos años ha usado el expresidente del Palau de la Música. Estaba vacía. Un tribunal había acordado horas antes el ingreso en prisión de Millet y su mano derecha, Jordi Montull, condenados por el saqueo de la entidad cultural.

Los dos pasaron su primera noche entre rejas en celdas separadas en el módulo de enfermería por su estado de salud y no en el departamento de ingresos.

Los exdirectivos que se apropiaron de unos 23 millones de la entidad que dirigían y que hicieron de intermediarios para el pago de comisiones de Ferrovial a CDC, llegaron a la prisión de Brians a las 18.30 horas. Fueron directamente a la enfermería del centro por su estado de salud. Al cabo de un rato, familiares de ambos de acercaron a la cárcel para llevarles ropa y los enseres necesarios para su higiene. Sin embargo, no pudieron verlos y tendrán que esperar, como es habitual en el régimen ordinario, al fin de semana. El abogado de Montull, Jorge Navarro, aseguró que la decisión del tribunal de encarcelar a su cliente es desproporcionada y desafortunada. «Era la foto que se tenía ganas desde hace mucho tiempo», dijo.

Los dos reos están a la espera de que se les asigne su destino definitivo que puede ser un módulo de la propia prisión de Brians 1 (incluso se podrían quedar en la misma enfermería) o bien en otro centro penitenciario. De entrada, están siendo examinados por el equipo de profesionales de la cárcel, desde médicos hasta psicólogos o educadores, que serán quienes informen sobre cuál es el mejor departamento o cárcel para albergarles.

Dos de los aspectos que se tendrán en cuenta es la salud de Millet, de 82 años, y de Montull, de 75, así como la accesibilidad a los módulos con la silla de ruedas que hace servir el expresidente del Palau.

CELDAS ORDINARIAS / Ni la avanzada edad, ni el estado de salud, ni la falta de riesgo de fuga, ni otros argumentos esgrimidos por los abogados de Millet y Montull sirvieron para convencer al tribunal de que los dos condenados (el primero a nueve años y siete meses de prisión y el segundo a siete años y medio) no ingresaran en prisión. Y es que la avanzada edad no es un impedimento, tal y como recordó la fiscala Marta Marquina.

Solo antaño, en la desaparecida cárcel Modelo d ela capital catalana, hubo una especie de geriátrico, pero no hay en los nuevos centros. Los ancianos viven en las celdas ordinarias. A fecha 31 de diciembre del 2017, en las cárceles catalanas habían 78 personas (76 hombres y dos mujeres) mayores de 70 años.