La precampaña electoral ha comenzado. A cinco meses de los comicios autonómicos y municipales de mayo, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez han utilizado la sesión de control de este miércoles en el Congreso para afilar sus críticas. El líder socialista ha llegado a llamar “franquista” al presidente del Gobierno, quien le ha contestado afeándole ciertos cambios de posición y loando a su antecesor al frente del principal partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El asunto a tratar era la ley de seguridad ciudadana, que incluye entre las conductas punibles las manifestaciones frente al Congreso y las protestas con escaladas en edificios públicos, así como introduce la capacidad de las Fuerzas de Seguridad del Estado para rechazar a los inmigrantes que salten las vallas de Ceuta y Melilla. Sánchez ha llevado a cabo una de sus intervenciones más duras desde que se convirtió el pasado julio en secretario general del PSOE.

En referencia a la conocida frase de Manuel Fraga Iribarne, pronunciada cuando era ministro de Gobernación tras el intento de la oposición de manifestarse el Primero de Mayo de 1976, el líder socialista ha dicho: “Solo le falta recuperar aquella frase franquista de 'la calle es mía'”. No ha sido la única referencia al anterior régimen. “Ha convertido RTVE en un auténtico NODO al estilo franquista”, ha insistido justo después.

“Ha aprobado una ley a la medida de sus miedos. Le molesta la realidad en España y pretende acallarla a golpe de mayoría absoluta. Pero vaya acostumbrándose a la calle porque es donde le van a mandar los ciudadanos”, ha concluido Sánchez.

LA HERENCIA

La respuesta de Rajoy ha sido primero de manual, a través de la herencia recibida. “El mayor recorte de derechos en este país lo ha producido un Gobierno que dejó España al borde del colapso económico, al borde del rescate. Eso sí que es un atentado a los derechos de los ciudadanos”, ha dicho. Después, tras recuperar un par de frases de Rubalcaba cuando ostentaba la cartera de Interior, en las que abogaba por no “consentir” las manifestaciones violentas, ha sostenido que este “probablemente tenía más tino” que Sánchez, repitiendo así una idea que el jefe del Ejecutivo ya ha lanzado en otras ocasiones, la del jefe de la oposición como un dirigente en el que supuestamente no se puede confiar porque cambia constantemente de “criterio”.

“No se puede hacer una cosa cuando se está en el Gobierno y luego decir otra en la oposición”, ha zanjado Rajoy, citando las concertinas, el déficit público y la reforma de la Constitución que el PP y el PSOE aprobaron a toda prisa en el verano del 2011 para incluir en la ley fundamental el principio de estabilidad presupuestaria.