Cuando a las siete de la mañana un coche se empotraba en la sede del PP, Isabel, la quiosquera de enfrente, pensó que era "un despistado, alguien que estaba bebido", mientras que dentro del edificio, Inés, que limpiaba en la primera planta, se sobresaltaba con el estruendo.

Arrancaba una mañana de desconcierto y cordones policiales, que han sido levantados siete horas después, tras la visita a Génova de Rajoy, Cospedal y Floriano, para comprobar personalmente los desperfectos.

Los tres, acompañados del que fuera vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, han inspeccionado la rotura del cierre de metal y de las lunas de la entrada principal, donde unos biombos de cartón hacen ahora las veces de puerta.

"Pensé que era un despistado, alguien que estaba bebido, porque por aquí hay muchos 'after' y van golositos", ha dicho a Efe la quiosquera, que despedía en la calle a una clienta cuando presenció el "acelerón" de un coche oscuro.

"Se metió hasta dentro y el cierre cayó", ha asegurado esta mujer, que no tuvo tiempo de cerrar su negocio cuando la policía "inmediatamente" la desalojó hasta un bar cercano.

Al mismo tiempo, dentro de la sede del PP, media docena de trabajadores eran evacuados, entre ellos Inés, que avisó por teléfono a la secretaria de Esperanza Aguirre, tras cambiar impresiones con otra limpiadora que vio lo ocurrido desde la calle y a la que, según fuentes populares, el coche casi atropella.

Para vecinos, comerciantes y otros trabajadores de la zona la noticia llegaba al mismo tiempo que el ir y venir de coches, el despliegue policial y las calles cortadas.

"Cogemos un taxi y vamos a casa de la abuela", le ha dicho una mujer a sus tres hijos, cuando al tercer intento de cruzar el cordón de la calle Almagro para llevarlos al colegio un agente se lo ha impedido.

Decenas de empleados de oficinas, bares y tiendas de la zona han pasado la mañana recluidos en cafeterías o pasando frío en la calle hasta que han podido ocupar sus puestos de trabajo.

Otros han optado por volver a sus casas y no han faltado los curiosos arremolinados para ver cómo la grúa se llevaba el coche desempotrado.

"Salimos del instituto y venimos por curiosidad", contaba un grupo de estudiantes de 1º de bachillerato del IES San Mateo, que se habían informado de lo ocurrido por internet.

"La gente está un poco harta, pero lo de las bombonas es exagerado", opinaba uno, a lo que otro apostillaba: "Menos mal que no ha explotado".

A poco metros, la organizadora de un mercadillo aprovechaba la aglomeración para repartir publicidad de su evento y unas camareras que volvían por fin a su trabajo comentaban que "lo raro es que no haya pasado algo así antes".

Con los accesos abiertos y el tráfico de Génova restablecido, han llegado los chistes y había hasta quien reclamaba un 'souvenir': "¡Yo quiero un trozo de coche!", bromeaba una chica.

A sus pies, un bolardo arrancado daba cuenta del suceso, mientras los trabajadores del PP comprobaban con asombro, ya en el interior de la sede, que el árbol de Navidad de la entrada seguía intacto.