¿Dónde deben estar los diputados de la oposición durante la sesión de investidura? ¿En el escaño, en la calle, en ambos? La manifestación 'Rodea el Congreso', convocada para protestar contra Mariano Rajoy, hace visible una reflexión profunda que sacude las dos almas de Podemos. Cuando el debate apareció por primera vez, en julio, ni Pablo Iglesias ni Iñigo Errejón tenían respuesta definida para resolver la encrucijada en la que se adentraba el partido morado. ¿Cómo pasar de ser partisanos a ejército regular? ¿Cómo tenía que ser una fuerza deconstituyente metida ahora en las instituciones? Debatieron largo tiempo en los cursos de verano de El Escorial.

Iglesias admitió estar "acojonado", Errejón fue más optimista, pero sus posiciones estaban lejos de llegar a una conclusión definitiva, y se fueron de vacaciones con el dilema en la maleta. El líder volvió, a final de agosto tras un retiro llamativamente largo, con el laberinto resuelto. O por lo menos, con su visión del camino que debe recorrer Podemos a partir de ahora. Desde los escenarios de la campaña de las elecciones gallegas y vascas, lanzó su nueva hoja de ruta: calle, rock duro, radicalidad, militancia, y dosis de descrédito hacia las instituciones. Lo expuso con tantos dardos a su número dos se revolvió, contestó en Twitter y comenzó un incendioque se ha ido alimentando durante las últimas semanas en la batalla por conseguir el poder de la federación de Madrid, que se libra en noviembre.

REPROCHES CON DESDÉN

Iglesias desplegó esas ideas-fuerza de los mítines, en la Universidad de Podemos, y también ante el Consejo Ciudadano Estatalde octubre. Explicó a sus dirigentes que se han “equivocado” al “disfrazarse” de moderación y ahora deben virar el rumbo para decir “la verdad sin complejos” y estar más presentes en los barrios. “Un pie en las instituciones y el resto del cuerpo en la calle”, suele decir. Incluso ha lanzado reproches con desdén al trabajo parlamentario. “Los diputados que no muerden” o “diputados con sonrisas arrogantes” son algunas de sus expresiones para referirse a un Parlamento que, admiten él y los suyos, se les ha “indigestado”.

Su aliado, Alberto Garzón, defiende esta misma tesis. Augura que habrá más movilizaciones sociales a partir de ahora, el lunes se lo advirtió incluso al Rey. Anunció que irá al 'Rodea el Congreso'. También Iglesias ha confirmado este martes, en la cadena SER, que se pasará "a saludar". Ambos creen que Unidos Podemos debe estar apoyando esas manifestaciones. ¿Cómo pueden predecir que habrá una eclosión de protestas? Porque los recortes traen manifestaciones, opina el líder de IU. ¿Es esto una convicción de fondo o una estrategia para acercarse a los anticapitalistas, cuya fuerza necesita el oficialismo en la batalla contra Errejón? "En nuestra cultura está la revolución, la ruptura, y se nos nota hasta en la pinta", responde el jefe podemista.

PARTIDO ANFIBIO

Los dirigentes afines al secretario político se desesperan. Aducen que no se puede pronosticar que un Gobierno del PP desencadene unclima social hostil y que, en todo caso, ningún partido puede capitanear un ciclo en la calle. Recuerdan que el 15-M surgió sin el aliento de ninguna fuerza política, y que la lógica opera a la inversa: la sociedad se desborda y los partidos, si pueden, navegan ese oleaje, pero no pueden provocarlo por más pancartas que enarbolen. Es la sociedad la que decide, sostienen.

Los errejonistas consideran que, además de estar en la calle, es esencial que Podemos haga un buen trabajo en el Congreso que demuestre a los ciudadanos que tienen simpatías por el cambio pero sienten desconfianza, que son solventes. Esta estrategia, opinan, les permitirá ampliar el electorado y ser una mayoría social transformadora en lugar de quedar reducidos a una fuerza de resistencia en los extremos del tablero, una “marginalidad” que, intuyen, puede destruirles si Iglesias impone su tesis. Insisten en que no puede hacerse política “solo para gente que ya está enfadada” o movilizada y quieren sumar “a los que faltan”. ¿Cómo? “Con un Podemos anfibio”, que pueda estar en la calle y en las instituciones. Que seduzca a los que protestan, pero también a los que trabajan, a los que no van a manifestaciones, a los que no quieren a Rajoy, pero quieren, sobre todo, certezas, sostiene Errejón.