El 20-D dejó a Podemos tres asignaturas pendientes que le impidieron conformar la mayoría social imprescindible para sobrepasar al PSOE y que ahora, en la reválida, necesita aprobar para tener una oportunidad real de llegar a Moncloa. En la campaña del desempate, el partido morado tratará de llegar a esos grandes ‘targets' a los que todavía no ha seducido: mundo rural, mujeres y población sin estudios, sectores en los que le cuesta más arraigar, en parte por motivos sociológicos y culturales, pero también por el tipo de liderazgo que ejerce Pablo Iglesias.

El partido es consciente de que históricamente el cambio se impone antes en las ciudades de vanguardia, pero tampoco puede cruzarse de brazos a esperar esa nueva cultura llegue lentamente a la España rural. Podemos sólo logra superar a sus adversarios en ciudades de más de 100.000 habitantes. En localidades pequeñas o intermedias los votos siguen aferrados al bipartidismo, segçún el CIS. A modo de ejemplo. En municipios de menos de 2.000 habitantes, el PP se lleva el 32,5%, el PSOE el 22,9%, Ciudadanos el 8,6% y Podemos un raquítico 7,3%. Sin embargo, en las ciudades con población que supera al millón, los conservadores reducen su hegemonía al 20,3% y la fuerza antiausteridad se eleva hasta el 15,3%.

Más allá de los ritmos lentos para acoger los cambios, que es un rasgo generalizado, los morados se enfrentan a un problema específico añadido. El grueso del voto a Iglesias anida en la frustración de lasclases medias, despojadas de sus expectativas de ascenso social po rla . Ese sentimiento es menor en los pueblos, donde la recesión golpeó de forma distinta y los habitantes son mayores. Podemos no tiene relato para persuadir a esa población rural.

AFINAR EL DISCURSO

El segundo reto es el voto femenino. La fuerza populista tiene el mayor diferencial de apoyo entre hombres y mujeres desde su inicio y, por más que sus dirigentes se empeñan en hablar de la “feminización” de su discurso, no logran cerrar esa brecha. Ellas les votan 3,6 puntos menos, una cifra que el PSOE invierte. Es decir, Pedro Sánchez consigue 3,8 puntos más en mujeres que hombres, lo que significa que la diferencia abierta entres socialistas y morados en voto femenino es de 7,4 puntos. Aunque sociólogos como Carolina Bescansa suelen recordar que históricamente las electoras son más reticentes para apoyar a los nuevos partidos, lo cierto es que en Ciudadanos la diferencia es de sólo 1,4 puntos y En Comú Podemtiene un saldo a favor de los varones también discreto, de 1 punto.

La dirección está preocupada por el diferencial, como recogen diversos documentos de análisis y también reconocen sus dirigentes en los discursos. Fuentes del partido señalan que el liderazgo de Iglesias, con formas consideradas agresivas, complican el acercamiento al voto de mujeres.

Finalmente, Podemos se enfrenta a otro factor sociológico que le complica el avance. En los sectores con menor formación cosecha pingües resultados, y aunque quieren acercarse a ellos en campaña, el problema reside en que los estratos sin estudios son los menos permeables a la promoción electoral. De hecho, según el CIS, el 79% de los electores sin formación admiten que ya habían elegido a quién iban a votar “bastante” tiempo antes de las generales, frente al 54% de quienes tienen estudios universitarios. Sólo el 6% de los ciudadanos sin estudios decidió su papeleta durante la campaña, una cifra que sube al 22% en el electorado con formación superior. ¿Cómo llegar a este electorado? Fuentes del partido apuntan: deben afinar el discurso.