Sacar pecho y marcar perfil frente al Gobierno. Este ha sido el resultado de la rueda de prensa del expresidente Carles Puigdemont, para despedirse de su estancia en Alemania durante cuatro meses, ante su regreso a Bélgica el próximo sábado para comenzar a forjar el llamado «Consell per la República». Siempre en un tono moderado pero de contenido firme, Puigdemont -investido ya con todos los poderes en el seno de la posconvergencia- ha lanzado un aviso a navegantes para el Ejecutivo español: «Venimos de un tiempo de cambio climático, en el sentido político del término [por el cambio de Gobierno], pero no ha llegado todavía, tristemente, el tiempo de los hechos, y esperamos el tiempo de los hechos».

Y en cuanto a los hechos, Puigdemont, del mismo modo que su sucesor, Quim Torra, insiste en disparar por elevación: abordar la cuestión de la autodeterminación, la cuestión de las relaciones Cataluña-España. «Viene el tiempo no de los gestos, sino de los hechos; hay que abordar lo esencial del diálogo, las relaciones entre Cataluña y España, y básicamente sobre un principio: respetar lo que decida un pueblo sobre su futuro y sobre su destino». Al respecto de la decisiva votación del viernes en el Congreso sobre la senda del déficit, Torra lo ha dejado todo en el aire: «Lo estamos valorando estamos estudiándolo, se ha de dar una respuesta de Govern, tomaremos un decisión como Govern».

Puigdemont ha vuelto a demostrar que a su juicio, el referéndum del 1-O sigue siendo válido en sus resultados (pese al porcentaje de participación y el informe de los observadores internacionales, que no le dieron cobertura legal). «La decisión del pueblo de Cataluña de constituirse como república es un hecho», ha afirmado en un momento de su intervención en Berlín.

Dicho lo cual, Puigdemont se ha situado por encima de las decisiones concretas del grupo del PDECat en el Congreso, que este viernes ha de apoyar o no la senda de déficit fijada por el Gobierno. Una votación clave para la estabilidad de Pedro Sánchez. Pese a su influencia directa sobre el partido, el expresidente deja el asunto en manos de los parlamentarios. «Es ajeno a mis responsabilidades», ha llegado a afirmar.

Sin duda la conferencia de prensa ha dado un titular, en términos de autoafirmación del líder soberanista sobre su futuro procesal y político: «Yo no sé si voy a tardar 20 años en pisar suelo español. No voy a tardar 20 años en pisar suelo catalán». Es más, Puigdemont ha advertido: «Si yo hubiera sido extraditado [a España] en los términos de la justicia alemana, no había problemas para que yo fuera reelegido presidente de la Generalitat por mi Parlament».

Hablando del Parlament, Puigdemont desvió la atención de la polémica interna entre JxCat y ERC, a propósito de la decisión de los servicios de la Cámara de retirarle el sueldo a él y los otros cinco parlamentarios procesados. El expresidente resaltó las «contradicciones» del juez Llarena en sus decisiones. «Es muy paradógico que un diputado suspendido pueda votar y no cobre por hacerlo», dijo.