El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer que, en virtud del artículo 155, la sesión constitutiva del Parlamento catalán ha quedado convocada para el 17 de enero y, en este contexto, pidió que sean los que sean los integrantes del próximo Gobierno catalán tengan en cuenta que han de señalar sus prioridades «dentro de la ley». Rajoy mete presión así al huido Carles Puigdemont, que se verá obligado a mover ficha, sabiendo que en cuanto pise suelo español será detenido. También ERC, con Oriol Junqueras en la recámara, espera acontecimientos. Rajoy descartó, por «absurdo», que pueda haber una investidura telemática y deseó que «cuanto antes» se normalice la situación en Cataluña para que, entre otras cosas, deje de afectar a las perspectivas de crecimiento del resto de España. Además, puso un aviso sobre la mesa: no aceptará «chantajes» o intentos de «unilateralidad» en los próximos meses.

Fuentes gubernamentales matizaron después que fue la vicepresidenta y ministra de asuntos territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, quien se puso en contacto personalmente con representantes de los grupos catalanes con representación en el Parlament, con la «excepción» de la CUP, partido al que se ha decidido deliveradamente no llamar, para consultar la fecha de constitución de la Cámara catalana. «Todos han estado de acuerdo aunque algunos han contestado de forma inmediata y otros han tenido que consultar», añadieron esas fuentes.

En el tradicional balance del año legislativo, Rajoy, desde la Moncloa, repasó las novedades que ha tenido un 2017 «muy complicado» en lo económico, lo político y lo social y concluyó que hay razones para ser «moderadamente optimista» en el próximo ejercicio, a pesar de que la crisis catalana no está resuelta todavía. El presidente insistió en que su gabinete, que no tiene intención de remodelar pese a que haya voces en el PP que lo reclamen tras el fiasco electoral del 21-D, cuenta con planes legislativos ambiciosos para los próximos meses, incluyendo la puesta en marcha de unos nuevos presupuestos si la oposición le da apoyo para ello, y mencionó algunos proyectos de ley que tienen en mente en diversas áreas.

NADA DE CORRUPCIÓN / Eso sí, el presidente del Gobierno y del PP obvió mencionar la corrupción como uno de los asuntos relevantes del 2017 y que lo será asimismo en el 2018 -el PP pasará por el banquillo de los acusados- y, a preguntas de la prensa, se limitó a decir que apoyará cualquier medida que en este sentido planteen otros partidos.

Rajoy no quiso, al igual que en la rueda de prensa que ofreció la pasada semana, hacer autocrítica por los resultados que el PPC obtuvo en las últimas elecciones catalanas. Aseveró que tampoco tiene prisa por acometer cambios en su organización catalana y que no piensa modificar su consejo de ministros por esta cuestión. Insistió en que se trataba de comicios «autonómicos» y señaló que él, «como presidente del Gobierno», no es quien para decirle al partido ganador, Ciudadanos, si Inés Arrimadas debe o no intentar formar gobierno tomando la iniciativa. Aun así no se privó de recordar que él mismo, en el 2015, venció en las urnas sin mayoría y se reunió de forma inmediata con PSOE y Cs para constatar qué apoyo tenía antes de tirar la toalla. Y que «otra cosa» es el debate que puedan protagonizar los partidos. En resumen, que hay reparto de papeles y la presión sobre los naranjas le toca a los dirigentes populares.

De hecho Rajoy se reunió el jueves con Albert Rivera para abordar cuestiones como el futuro de Cataluña, el proyecto de presupuestos que baraja el Ejecutivo central o la necesidad de poner en marcha un nuevo modelo de financiación, dejando a un lado temas que en la Moncloa se entienden como «partidistas». No quiso responder el presidente a si teme un sorpasso de Ciudadanos en las próximas municipales, haciendo hincapié en que los resultados catalanes a su entender no son «extrapolables».

Para el presidente, la prepraración de esa cita electoral tendrá que abordarse más adelante y ahora lo que toca es intentar renovar las cuentas públicas, para lo que ha anunciado que además de a Rivera, intentará recibir en enero al socialista Pedro Sánchez y a los dirigentes de otras formaciones políticas. Ha dejado claro que pondrán el foco también en el PNV -reacio a iniciar conversaciones presupuestarias hasta que no pase a mejor vida el 155- puesto que pretende «reactivar» la mayoría parlamentaria que ya le permitió tener presupuestos en el año 2017. ¿Y si los peneuvistas se resisten?. «Pues habrá que prorrogar los presupuestos actuales. De hecho este año la mitad del año estuvimos ya con unos prorrogados hasta que se aprobaron los vigentes», recordó Mariano Rajoy.