El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha intervenido durante una hora y 25 minutos ante el Congreso en el primer discurso de la investidura. Pese a la extensión de su diatriba, el candidato conservador ha hecho un discurso desganado, plano, en el que apenas ha habido novedades ni ofertas de calado que puedan hacer al PSOE moverse y facilitar su reelección. El jefe del Ejecutivo ha ofrecido al principal partido de la oposición pactos genéricos de Estado en financiación autonómica, pensiones o educación, y para resolver el conflicto catalán tan solo se ha mostrado dispuesto a "buscar fórmulas que acomoden mejor la necesaria solidaridad interregional", pero respetando la Constitución y la soberanía nacional.

En este contexto, el candidato se ha erigido como el único capaz de encabezar un Gobierno "estable, sólido y duradero" frente a una posible alternativa conformada por "mil colores, radical e hipotecada por los que quieren acabar con la cohesión territorial", que en su opinión no conviene a España. En base a esta tesis, ha pedido el apoyo en una situación "excepcional", apelando al consenso que se alcanzó en el país en 1978.

Para luchar contra la hemeroteca, que recoge sus críticas a Pedro Sánchez por aceptar el encargo del Rey, en la legislatura fallida, sin contar con apoyos, ha argumentado que presenta su candidatura por tres motivos: porque España necesita "con urgencia" un Gobierno "eficaz"; porque "los españoles han vuelto a mostrar su confianza en el PP", y también porque "no hay otra alternativa posible". Y ha advertido de "consecuencias de extrema gravedad" en términos económicos si la sitación política no se desbloquea, sobre todo porque las exigencias de la UE requieren la aprobación de unos Presupuestos "de los que dependen las prestaciones" de 14 millones de personas. "Todo tiene un límite. Las cosas se podrían torcer", ha alertado.

Rajoy ha desgranado de forma genérica su oferta de gobierno, basada en el pacto alcanzado con Ciudadanos, empezando por el empleo, su “máxima prioridad”. El candidato ha sacado pecho por haber pasado de la “destrucción masiva de empleo” a la creación de 500.000 puesto al año y por el resto de indicadores macroeconómicos. “Por vez primera creamos empleo sin aumentar el endeudamento exterior”, ha asegurado, aunque ha tenido que acallar con la mano la protesta de algunos diputados.

REBAJA FISCAL

Tras desgranar las medidas de fomento del empleo pactadas con Ciudadanos ha anunciado que aprobará una rebaja del 2% de todos los tramos del IRPF una vez se alcance la reducción del déficit al 3% del PIB.

Ha calificado la reforma del modelo de financiación autonómica de “vital importancia” y ha ofrecido a todos los partidos y “especialmente” al PSOE abrir una negociación para que se garantice la suficiencia, la igualdad y la solidaridad.

También ha ofrecido abrir un diálogo tanto para la reforma del sistema de pensiones, con la convocatoria inmediata del Pacto de Toledo, como de la educación.

Rajoy ha aprovechado el apartado de la regeneración democrática para apuntillar la idea que ha impregnado todo su discurso: “Difícilmente se me ocurre un mayor daño a las instituciones democrácticas que decirle a los españoles que su voto ha sido inútil en dos ocasiones y tener que repetir elecciones por tercera vez”, ha advertido.

CORRUPCIÓN

La autocrítica por la corrupción no ha asomado en ningún apartado de su discurso. Al contrario. “La corrupción se persigue más que nunca”, ha proclamado.

Aunque esta vez no ha jugado con la ironía, si ha despertado risas cuando ha asegurado que su Gobierno mantuvo “abierto al diálogo con la Generalitat” durante la pasada legislatura.

La parte de su intervención que mayores aplausos ha arrancado ha sido un encendido canto a la unidad. “El pueblo español en su conjunto es el único soberano. Es así desde el día de San José de 1808, desde que el mando supremo pasó a los pespañoles que dejaron de ser súbditos para ser ciudadanos. Todas las constituciones no han hecho más que ratificarlo. Nadie puede privar al pueblo español de decidir sobre su futuro. Ni esta cámara, ni el Gobierno, ni el Estado”, ha arengado, para ñadir que “la unidad es nuestro mejor patrimonio histórico, nuestra fuerza, la que nos abre paso en el mundo”.

Rajoy se ha presentado ante el Congreso consciente de que va a fracasar en su intento de ser investido esta semana, dado que su acuerdo con Ciudadanos y el pacto que ha sellado este mismo martes con Coalición Canaria suma 170 diputados, a seis de la mayoría absoluta. Una distancia que no ha conseguido salvar pese a intensa presión sobre el PSOE para que le deje gobernar.