Otra vez Mariano Rajoy y su capacidad de supervivencia. Su resistencia ante la oposición interna, ante los escándalos de corrupción, ante cualquier cosa que le puede perjudicar ha quedado demostrada de manera profusa en los últimos años. Estos días se ha sabido que Jesús Gómez, un diputado autonómico del PP de Madrid denunció ante la propia Esperanza Aguirre y ante la cúpula del partido nacional que Ignacio González tenía una cuenta en Suiza. Es decir, la información llegó hasta el presidente del partido, que meses después, decidió no contar con González para la presidencia de la Comunidad de Madrid y presentó a Cristina Cifuentes.

Y otro episodio reciente: la semana pasada, Aguirre declaró como testigo en el 'caso Gürtel' ante la Audiencia Nacional que el extesorero del PP Álvaro Lapuerta le advirtió en presencia de Rajoy de que Arganda del Rey y Majadahonda tenían la intención de sacar a concurso público parcelas a un precio que perjudicaba a las arcas municipales. La 'exlideresa' implicó de esta manera a Rajoy en el conocimiento del pelotazo inmobiliario y parte de la red corrupta.

Pero admitir que se saben según qué cosas, que se han leído según qué informes (algunos no solo manejados en Génova, también los que ha publicado la prensa) puede conllevar graves consecuencias, por lo que Rajoy ha optado por no querer ver ni oír durante años. A pesar de ello, el presidente deberá declarar como testigo en el juicio del ‘caso Gürtel’ y es probable que deba hacer frente a una comisión de investigación en el Congreso sobre la caja b. ¿O nos hemos olvidado de que Luis Bárcenas declaró ante el juez que, en el 2009 y el 2010, entregó al propio Rajoy dos sobres con 20.000 y 25.000 euros?

UN EQUILIBRISTA

El político gallego intentó hacer equilibrios imposibles en pleno tsunami por los ‘papeles de Bárcenas’: mientras él mandaba mensajes de aliento al extesorero ("Luis, lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré", le escribió el jefe del Ejecutivo el día que ‘El Mundo’ destapó el escándalo de los sobresueldos y 48 horas después de conocerse las cuentas en Suiza), miembros del partido cargaban contra él para intentar frenar la estupefacción de la sociedad. Rajoy siempre ha lanzado a otros a desempeñar ese rol, en ese caso y cuando ha querido que compañeros de filas dejaran el cargo. Él da un paso atrás y calla y otros actúan.

Lo ha vuelto a hacer hace pocos días. Cuando se supo que deberá testificar, el PP sacó un insólito comunicado en el que arremetió contra el juez. Eso sí, como este mismo miércoles dijo desdeMontevideo, él, como "presidente del Gobierno", defiende la separación de poderes y no va a entorpecer "de ninguna de las maneras" la labor de la justicia.

Y el impertérrito Rajoy sigue con esta manera de funcionar porque llegó a la Moncloa con el 'caso Gürtel' como lastre y ahí se ha mantenido, dos elecciones generales después, pese a la operación Púnica, Bankia y Rodrigo Rato, los casos Taula, Brugal, Cooperación… Algo insólito en otros países, en los que ocultar una infracción de tráfico o copiar una tesis acaba con las carreras de los políticos.