A Manuel Fraga no le gustó nada que su sucesor al frente del partido, José María Aznar, se impusiera el límite de gobernar dos legislaturas. El dirigente gallego creía que si el jefe de una formación política tenía fecha de caducidad se colocaba en una situación de interinidad poco recomendable como líder y generaba inquietud en las filas.

Puede que Mariano Rajoy haya empezado a detectar alguna de esas dos circunstancias o quizá tema, pese a lo que dice en público, que la legislatura actual va a ser corta. Sea por la razón que sea, el presidente del Ejecutivo ha ordenado abrir el debate sobre la posibilidad de volver a presentarse como candidato a la Moncloa y, cuando se le plantea a él la pregunta de si se ve gobernando "12 años", responde con un ambiguo: "Yo ya no veo nada" (este lunes, en declaraciones a La Sexta).

Muy lejos de la seguridad con la que Rajoy (Santiago, 1955) ha hablado de este asunto en otras ocasiones. Hace solo cinco meses, en agosto, aceptó limitar los mandatos presidenciales "a ocho años o dos legislaturas". Fue una de las seis condiciones que Ciudadanos le exigió para negociar el 'sí' a su investidura y que ahora parece dispuesto a incumplir.

LA HEMEROTECA

Y hay otros momentos en los que el líder del PP ha dejado claro que no veía bien permanecer más de ocho años en el poder. En enero del 2004, con Aznar en la Moncloa y él como candidato a la presidencia para las elecciones de marzo, declaró que, como su mentor, él tampoco gobernaría más de 8 años porque "nadie es imprescindible" ni debe "eternizarse" en el poder. Y en diciembre del 2007, cuando faltaban pocos meses para las generales que volvió a ganar el PSOE, la que hoy es su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció la "promesa" de Rajoy de no ser presidente del Gobierno más de 8 años, porque ese el "tiempo óptimo para estar en el Palacio de la Moncloa".

Sin embargo, ahora, cuando falta poco más de un mes para el congreso del PP, que se celebrará en febrero, el máximo dirigente de los conservadores quiere quitarse la presión y mandar un mensaje: que nadie se haga ilusiones que a lo mejor sigo. El encargado de lanzar el aviso a navegantes ha sido el vicesecretario de organización,Fernando Martínez-Maillo.

En una entrevista en ‘La Razón’ este lunes, Maillo subrayó que Rajoy es "el valor más importante" del PP y plantea qué sentido tiene prescindir "de lo mejor" que el partido tiene en estos momentos. "Sí [yo lo veo gobernando 12 años]. Ha gobernado con mayoría absoluta, ha ganado las dos últimas elecciones y está gobernando en minoría, pero demostrando que sabe dialogar y buscar acuerdos", responde Maillo a la pregunta concreta.

Los populares han preparado varias ponencias que se discutirán en el congreso y en la que se ha redactado de temas políticos y estatutos, coordinada precisamente por el vicesecretario de organización, no se ha incluido la limitación de los mandatos presidenciales.

LA FIGURA DEL COORDINADOR GENERAL

Pendiente todavía de aprobar los Presupuestos Generales del 2017, Rajoy tiene en el congreso del PP su otro gran quebradero de cabeza. Si deja la puerta abierta a presentarse a otras generales, sus decisiones de febrero no serán tan trascendentales. La principal que debe tomar es sobre María Dolores de Cospedal. Rajoy se presentará a la reelección como presidente de los populares con un equipo en el que la figura de la secretaría general es clave. Cospedal es también ministra de Defensa y hay quien dentro del partido considera que no puede compatibilizar los dos cargos.

Esta circunstancia, sin embargo, ya se ha dado en otras ocasiones en otros partidos y en el propio PP. Francisco Álvarez-Cascos fue secretario general (1989-1999) mientras encabezaba la vicepresidencia primera (1996-2000). Cascos, eso sí, tuvo ayuda para dirigir el partido. Aznar creó la figura del coordinador general, un puesto que ocupó Ángel Acebes y que ahora Rajoy podría recuperar.

La decisión última será de Rajoy y, en una entrevista con el 'Faro de Vigo' publicada este lunes, el líder conservador aseguró que Cospedal "acredita méritos para desempeñar con éxito cualquier tarea y más de una también". La ministra dijo en noviembre que quería seguir,aunque no ha querido comentar más el asunto, consciente de los callos que pisa, entre otros los de Santamaría y Alberto Núñez Feijóo,que también aparecen en las quinielas de la sucesión.