O el PP o el caos. Pero ¿qué significa caos? Mariano Rajoy lo explicó este sábado ante sus simpatizantes, en Murcia: el caos son Manuela Carmena y Ada Colau, y si los electores cometen el "error" de apoyar a Pablo Iglesias el 26-J el país entero sufrirá las consecuencias de una pésima gestión de políticos inexpertos que alejará toda posibilidad de crecimiento y progreso económico. Ese mal, asegura, lo padecen los ciudadanos en Madrid y Barcelona desde la llegada del cambio, en mayo del 2015.

"En Madrid y Barcelona se están paralizando inversiones, se está ahuyentando a gente que quiere poner recursos", aseguró ante los suyos, y acusó a Manuela Carmena y Ada Colau de favorer intereses partidistas y promover el frentismo. "En Madrid y en Barcelona se está haciendo daño a muchos españoles por razones ideológicas y prejuicios superados por la historia, y eso no lo podemos querer los españoles para el resto de nuestro país", apeló, en un acto en el quemostró su "apoyo total y absoluto" al presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, a quien se investiga por una presunta vinculación con la trama Púbica.

Ajeno a los escándalos de corrupción en sus propias filas, el candidato popular articuló su discurso en un ataque sin paliativos a Iglesias. Dijo de él que es un "radical", un "extremista", que ni siquiera ha sido "concejal de su pueblo", que carece de experiencia ,que tal vez sea un "antisistema", un "charlatán" y que está dispuesto a implementar en España un "gobierno a la griega que sería un enorme error".

'HAY QUE TENER AGALLAS'

"¿Puede alguien ser presidente del gobierno sin haber pisado la administración pública ni haber sido concejal? No", planteó, para desgranar los riesgos que corre el país si los morados lograsen llegar a la Moncloa e incidir en que la llave de la recuperación económica sólo la tiene el PP. "Salir del agujero ha sido difícil, pero lo malo no está tan lejos y lo bueno no es tan sólido", ha advertido enarbolando un discurso del miedo y reclamando una legislatura más al frente del gobierno que le permitan terminar su proyecto. "Hice lo que pude en estos cuatro años difíciles y complejos. Tengo las suficientes ganas, la ilusión y la fuerza para completar la tarea a lo largo de los próximos cuatro años", señaló y puso en valor la valentía que dice haber tenido para mantener el rumbo. "Hay que tener agallas y coraje para hacer política económica", reivindicó.

Resultó especialmente llamativo su ninguneo a dos adversarios que parece considerar fuera de la batalla de las urnas, Pedro Sánchez y Albert Rivera, a quienes ni siquiera mencionó. Tanto fue así que dedicó su intervención casi por completo a agitar la bandera del miedo contra el cabeza de lista de Unidos Podemos, y ni siquiera reparó en los otros contrincantes, convencido, como dijo, de que el 26-J los ciudadanos sólo pueden elegir entre dos alternativas reales: él o Iglesias. El resto, parecen haber desaparecido de la campaña del PP. Ante el desafío electoral, pidió el voto para un gobierno moderado que, deseó, se conforme rápidamente tras el 26-J porque España, sostiene, no puede seguir en funciones otros seis meses por la irresponsabilidad de otras fuerzas políticas. Como si el interregno entre el 20-D y el 26-J hubiese sido un error que ahora pueda enmendarse recordó que el orden es el PP.