Apenas llegan al 5% de los votantes de cada partido, pero son determinantes para medir fuerzas. Llenan mítines, se arman de carteles y paciencia y son la mejor correa de transmisión de las ideas. Todos los invocan, y aunque demasiado a menudo los descuidan, con los comicios electorales a la vuelta de la esquina los partidos políticos vuelven a mirar ellos, los militantes, y a intentar seducirlos.

Pero cuando se trata de hacer un retrato de la militancia de los partidos, éste siempre termina desenfocado. Afiliados, simpatizantes, militantes… los grupos han desarrollado toda una terminología que hace imposible el encuadre. La mayoría no hace público su censo, y conocer el dato acaba siendo un acto de fe y difícil de contrastar.

Con la crisis económica, y la política, menguaron los libros de registros de afiliados de todos los partidos. De todos, salvo el PP, que insiste en que su tendencia ha sido creciente desde entonces. Los populares presumen siempre que pueden de los 870.832 afiliados que aseguran tener, 100.000 más que en el 2008. Sin embargo, hace una década el partido ingresaba más de 11 millones de euros por cuotas de afiliados, mientras que en el 2015, último dato publicado por el Tribunal de Cuentas, ingresó tres millones.

Después de que las calles gritaran el «no nos representan», la desafección política se transformó en ganas de participación. Aumentó la oferta de colores políticos, pero solo el PSOE reconoce la fuga.

Ciudadanos ha ganado 5.500 afiliados solo en los últimos cuatro meses, hasta alcanzar los 24.000. Desde la secretaría de Organización responden que el crecimiento se da en todas las comunidades autónomas «sin excepción» y desde el 1 de septiembre, «antes de las elecciones catalanas». Sus mayores feudos son Madrid, Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana, y su mayor obsesión es lograr expandirse por todo el territorio nacional, del que ahora mismo dicen cubrir el 70% .

El PSOE ha aprobado este fin de semana los reglamentos con los que cumple la promesa de empoderar a unos militantes que hace apenas un año fueron capaces de tumbar al aparato del partido. En ese proceso de primarias, fueron 187.815 electores los que auparon a Pedro Sánchez. En los últimos 20 años, sin embargo, la militancia ha caído a casi la mitad. Pero «la cifra tiende a ir aumentando», indican desde Ferraz.

Poco después de su llegada a la política nacional, Podemos ya sumaba medio millón de inscritos en el partido. Pero solo 225.000 ha participado en algún proceso interno en el último año. Fue el pasado verano cuando decidió limpiar su censo. La secretaria de Organización habla de «militantes» más al uso «para reconocer a quienes tienen una mayor implicación, y dedican su tiempo y esfuerzo a Podemos». De momento, son casi 20.000, según Pablo Echenique.

Esos 20.000 son el 10% de los militantes que, por ejemplo, tiene el Partido Socialista. Incluso menos que los 25.000 que tiene Izquierda Unida. Pero en Podemos dicen no estar preocupados y niegan haber sucumbido a la estructura de los viejos partidos: seguirán sin exigir una cuota de afiliación y en las consultas internas podrán participar todos los inscritos.

Entre los nacionalistas, el PNV sitúa su base en 33.000 afiliados. Todos pagan cuotas, de entre 35 y 60 euros. ERC hace un ejercicio anual de transparencia y los datos de censo se pueden consultar cada año en su web. En el 2016 contaban con 8.599 afiliados y 19.984 «amigos del partido», estos últimos sin obligación de cuota. En el 2008 eran 9.000. El PDECat no da datos de afiliados.

En cualquier caso, la relación entre afiliados y votantes no es siempre directamente proporcional. Las cifras de IU, Podemos y Ciudadanos son muy similares, y sus resultados en las urnas son bastante distintos. «¿Qué utilidad tiene un partido para los ciudadanos? Eso es lo que nosotros estamos intentando cambiar. Ser útiles y no solo en periodo electoral», indica el secretario de Organización de IU, Ismael González. Para ello, el partido pretende ofrecer a sus afiliados una serie de «servicios» garantizados, como una biblioteca o un huerto ecológico en el barrio, «cosas que no cubre el Estado y en las que el partido pueda ser útil». ¿Por qué es importante una buena base de militantes? Gónzalez responde tajante. «Para no depender de las instituciones. El 65% de los ingresos de IU provienen de las subvenciones públicas».

El partido que más recaudó en el 2015, último dato conocido, por las cuotas fue el PSOE, con 9.554.678 euros y un 16% del total de ingresos del partido. Son tres veces más que lo que ingresó el PP -3.213.926 euros y un 5% del total de ingresos-, que declara casi cinco veces más militantes que los socialistas. En Podemos los ingresos por cuotas son cero, pero sus inscritos financian al partido mediante donaciones que en el 2015 superaron los 1,8 millones. Cs, con una cuota fija de 120 euros al año (con reducción del 50% para jubilados, parados o estudiantes), suma 2.248.474 euros, el 30% del total de sus ingresos del partido.