El tono duro y áspero con el que el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, se expresó en la comisión de investigación por la llamada Operación Cataluña, especialmente contra el exdirector de la Oficina Antifrau, Daniel de Alfonso, al que calificó de “gánster”, “gallo” o “lacayo”, ha despertado decenas decríticas mientras el protagonista de la polémica se ha defendido asegurando que “igual se habla tanto” de él “para no hablar de lo que dijeron” el exministro Jorge Fernandez Díaz y De Alonso, quienes en términos generales negaron la existencia de una policía patriótica.

Rufián ha calificado de “previsible” que se hable más de las “formas” que de “quien conspirara”. Pese a esta afirmación, también se ha mostrado “sorprendido” de que “se hable más de la corbata de no sé quien o de cómo habla no se cuanto que de unos señores que conspiraron en su despacho”.

El PP y el PSOE, y en menor medida la izquierda, han reprochado a Rufián sus formas. Así, el coordinador general de los populares, Fernando Martínez-Maillo, ha considerado su forma de expresarse "impropia de un parlamentario", del "deroro y del respeto". Su compañero de filas, Rafael Hernando, ha señalado que en el parlamento se debe deatir con "ideas" por lo que, en su opinión, no es necesario "caer en esa propagación de insultos permanente". El diputado del PSOE, Antonio Trevín, en tono más suave, ha considerado que hay grupos parlamentarios que prefieren sonsacar a los comparecientes el mayor número de información mientras otros, en referencia a ERC, "prefieren otro tipo de estrategias".

Alberto Garzón, coordinador de IU, ha señalado que el "estilo" de Rufián no es el suyo pero ha respetado sus formas.