El lenguaje político acostumbra a poner de moda expresiones nuevas para decir lo mismo que se decía antes, pero de otra manera. Últimamente se ha usado el concepto «ventana de oportunidad». Ayer, la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, introdujo la idea de «pasillo abierto en política», para mostrar la necesidad de hallar una solución no judicial al conflicto con Cataluñaa. Horas más tarde, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia en Costa Rica, insistía en la idea y rebajaba el tono respecto a la advertencia del jueves sobre las consecuencias del desacato independentista. Sánchez pedía al president Torra que dé una oportunidad a la política y que abra «un diálogo entre catalanes», informa Juan Ruiz Sierra. Poco antes, el propio Torra abanderaba la idea del diálogo.

Sánchez evitaba subrayar las consecuencias de nuevas ilegalidades por parte de la Generalitat y ponía el acento en la negociación en el marco de la comisión bilateral Estado-Generalitat. Y sobre el encaje identitario, Sánchez marcaba tres conceptos: «autogobierno, Constitución y Europa». A todo ello el presidente añadió un encargo a Torra: «Se dirige constante y únicamente a una parte de la sociedad catalana, que es una minoría mayoritaria pero no la mayoría» por lo que «en Cataluña se tiene que abrir un diálgo entre catalanes» frente lo que el presidente describe como una crisis de convivencia.

NEGOCIACIÓN / Unas horas antes, tras el Consejo de Ministros, la portavoz insistía una y otra vez en la política. Es decir, en la negociación entre gobiernos. Justamente, la idea de hacer política es la que viene desplegando desde hace semanas el president Torra y la que también ha reivindicado y reclamaba el expresident Carles Puigdemont antes de lanzarse al unilateralismo de la declaración de independencia del 27 de octubre.

Hacer política, pues, es lo que parece que ambas partes están dispuestas a poner en práctica, más allá de la espuma dialéctica, que comenzó el jueves con el aviso de Sánchez a Torra sobre las consecuencias de la unilateralidad. Torra, desde Perpiñán, replicaba que en lugar de amenazar (veladamente) con repetir suspensión de la autonomía, Sánchez debe exponer «de una vez por todas» su propuesta para Cataluña.

DESOBEDIENCIAS / El president, sobre desobediencias, insistió en que su «obediencia» es solo al Parlamento catalán. Bajo la espuma, Torra también dejó o claro que el Gobierno catalán y el independentismo están y estarán «siempre sentados en la mesa de negociación», y fijó para octubre la segunda reunión con Sánchez, en la Generalitat. Para preparar este encuentro, entre otras cuestiones, se citaron discretamente el pasado miércoles en Madrid la consejera catalana de Presidencia, Elsa Artadi y la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. «La bandera del diálogo y la negociación es nuestra, como la bandera de la convivencia y la bandera del derecho a la autodeterminación», insistió ayer Torra. Y es que es cierto que según fuentes de Palau, sí existe una voluntad clara -y por tanto, compartida con el PSOE en este punto- de rebajar la tensión con un objetivo: excarcelar a los presos independentistas y hacer que los desplazados al extranjero puedan regresar. Para ello, sin duda el clima político ha de cambiar.

La portavoz del Ejecutivo central insistía una y otra vez en dar una oportunidad a la política, recordaba que el Ejecutivo del PSOE se ha encontrado con un terreno de juego judicializado, en la cuestión catalana, y para cambiar de registro instó al Govern a rebajar «su tensión».