La vicepresidenta, ministra de la Presidencia y de Asuntos Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, comparece esta mañana en la comisión constitucional del Congreso para abordar las líneas generales de su departamento en esta legislatura. Así, Santamaría ha dado por hecho que se abrirá oficialmente el debate sobre la reforma constitucional, ante lo que ha pedido especial "prudencia" y ahínco en la búsqueda de amplios consensos para no "malograr" lo conseguido por otros políticos hace 40 años. También ha anunciado que el Gobierno pretende abrir el curso político del 2017, en enero, con una Conferencia de Presidentes a la que se quiere dar más peso y capacidad de decisión en las líneas generales de asuntos considerados de Estado.

En su discurso inicial, la número dos del Ejecutivo ha entrado voluntariamente -sin esperar a que sean el resto de grupos los que le reclamaran conocer su posición sobre el asunto- en la demandada reforma de la Carta Magna. En primer lugar, ha avisado que no se puede esperar que ella que se alinee ahora con los que propugnan "demolerlo todo", para dar la sensación de que aquello que se hizo en la transición y que "no gustó completamente a nadie, pero cobijó a todos", no ha servido.

"El gran éxito de nuestra Constitución es que sin ser exclusivamente de nadie ha sabido cobijar a todos, a diferencias de las constituciones del siglo XIX que eran partidistas y estaban orientadas a no perdurar -ha recalcado-. La nuestra, sin gustar completamente a nadie, nos reunió a todos. Ahora, si el consenso y búsqueda de concordia guía nuestros trabajos (dando por hecho que se van a producir, aunque sin dar detalles aún del formato) acertaremos. Acertaremos si lo hacemos con prudencia y con consenso".