El reloj marcaba las 8.13 horas de ayer cuando Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva (Ávila). No quiso agotar el plazo dado por la Audiencia de Palma de Mallorca para entrar en un centro penitenciario y empezar a cumplir la condena de cinco años y 10 meses de prisión por el desvío de fondos públicos del Instituto Nóos. El domingo por la noche llegó a Madrid procedente de Ginebra, donde residía, y a primera hora de la mañana se convirtió en el primer pariente cercano de la Familia Real que pisa una celda.

Tras ingresar en Brieva, el cuñado del Rey pasó una revisión médica, se le hizo un cuestionario y recibió una charla sobre su vida en la prisión. También se entrevistará con un equipo de trabajadores sociales y psicólogos, si no lo ha hecho ya. La particularidad de esa cárcel es que se trata de una prisión de mujeres, donde hay un pequeño módulo para hombres. Urdangarin estará solo en una pequeña zona y dormirá en una celda de unos 15 metros. En ese centro penitenciario cumplió condena el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán. El exdeportista tiene la posibilidad de pedir el indulto o recurrir al Tribunal Constitucional.

El pasado miércoles, la Audiencia de Palma de Mallorca, que le juzgó, comunicó al cuñado del Rey que tenía un plazo de cinco días, es decir hasta ayer, para entrar en un centro penitenciario que él eligiera, tal y como establece la ley para cualquier recluso. Sin embargo, su caso es especial y deben extremarse las medidas de seguridad en el interior del recinto. Este ha sido uno de los motivos que han aconsejado la elección de la prisión de Brieva.

Urdangarin estuvo durante el fin de semana en Ginebra, donde se trasladó en el 2013 a vivir con su mujer, la infanta Cristina, y sus cuatro hijos. Por ahora, no está previsto que la hermana del Rey vuelva a España. Sus hijos pequeños cursan estudios en el país helvético y ella trabaja en las oficinas de la Fundación Aga Khan en esta ciudad suiza. Eso sí, podrán visitar en prisión a su marido una vez a la semana y hablar por teléfono con él. El preso podrá hacer un máximo de 10 llamadas a la semana de cinco minutos cada una.

Los permisos tardarán en llegar. La legislación penitenciaria establece que los internos clasificados en segundo grado y ordinario pueden disfrutar de 36 días al año, con un tope de siete seguidos. Si se le da el tercer grado penitenciario, son 48 días. Urdangarin, de entrada, será clasificado en uno de estos dos niveles. Pero para poder salir de la cárcel, el cuñado del Rey deberá pasar una serie de requisitos: haber cumplido una cuarta parte de la condena (en su caso, un poco más de un año y cinco de meses), tener buena conducta y el informe preceptivo del equipo técnico del centro penitenciario (no es vinculante), entre otras cuestiones.

El régimen de vida en semilibertad es lo que buscará lo antes posible Urdangarin. Un trabajo le facilitaría la aplicación de esta medida. Si logra el tercer grado de entrada, pasaría solo tres meses en la cárcel y después solo tendría que ir a dormir a prisión. Pero otra posibilidad es que se le aplique el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que le permitiría abandonar la cárcel de lunes a viernes para trabajar a los pocos días, según fuentes jurídicas.

Diego Torres siguió los mismos pasos que Urdangarin. Pasadas las 17.20 horas traspasó la puerta de la prisión catalana de Brians II, en la provincia de Barcelona, para cumplir su condena de cinco años y ocho meses. Pero dio un paso previo. Su abogado, Manuel González Peeters, presentó dos escritos en la Audiencia de Palma. En uno, comunicó que ha solicitado al Ministerio de Justicia el indulto, a la vez que pide la suspensión de la ejecución de la condena hasta que se resuelva la medida de gracia.

PETICIÓN DE SUSPENSIÓN / En el segundo escrito, requirió también la suspensión de la pena en base a que los delitos a los que fue condenado Torres no superan individualmente los tres años de prisión. Por el de malversación, se le impusieron tres años menos un día; por fraude a la Administración, ocho meses; y por defraudar a Hacienda, dos años. El letrado justificó esta petición esgrimiendo anteriores resoluciones de las tres magistradas de Palma que sentenciaron el caso Nóos.

Otro condenado, el expresidente de Baleares Jaume Matas, al que se le impusieron 3 años y 8 meses de cárcel, también fue citado el pasado miércoles por la Audiencia de Palma, pero se dirigió directamente a la cárcel madrileña de Aranjuez. No es la primera vez que el exministro de Medio Ambiente, del PP, cruza la puerta de un centro penitenciario. En el 2015, estuvo encarcelado en Segovia durante unos meses por tráfico de influencias.