En el año 1975 se representó por primera vez la Pasión borriolense sin que hubiera tradición alguna en la villa. La novedad que introducía era el juego con el tiempo y el espacio, y el aliciente el marco idóneo del lugar: calles antiguas -romanas, árabes y medievales- que armonizan, no obstante, con el progreso, un cierto ámbito rural que se aprovechó para situar la acción y, sobre todo, un Calvario que, como vigía inmóvil, resguarda a la población e imprime un sabor especial a los actos.

Todo, en principio, pretendía ser una representación actual de los tiempos históricos; de ahí el nombre: Nueva Jerusalén.

La idea originaria, el texto, basado en el Evangelio de San Juan, los personajes y el marco general se han conservado casi intactos, salvo pequeños repuntes; el personal ha ido cambiando durante estos 42 años, como es obvio, los escenarios han progresado en su perfeccionamiento y estructura y el sentido primordial sigue impregnando a los casi 200 personajes que intervienen, hijos de la población o íntimos allegados.

Pese a la juventud de las nuevas incorporaciones o a la madurez de los fundadores y antiguos miembros que todavía restan, el espíritu colectivo subyace en todos ellos, que, día tras día, año tras año, vienen colaborando con el mismo interés y, naturalmente, sacrificio personal. Ver un ensayo, asistir a las reuniones en las que se trata de la obra y de los numerosos detalles, tiene un hondo sentido didáctico donde unos aprenden de otros y, entre ellos, la representación sigue adelante.

INTENSA Y EMOTIVA

En 12 actos -unos simultáneos, otros sucesivos, unos secretos, otros públicos- se relata, se revive o se vivencia, la Pasión de Cristo con una intensidad emotiva ejemplar. En ellos se condensan con la máxima fidelidad los distintos pasos de la Pasión histórica. A esta fidelidad contribuye también el carácter itinerante por cada uno de los escenarios o hitos memorables. Alguno, como la Última Cena, adquiere un carácter misterioso y secreto: nadie sabe, ni siquiera los apóstoles, dónde tendrá lugar ni lo que va a acontecer allí. Es lo que ocurrió en su tiempo.

LOS PERSONAJES

Naturalmente, el sector personal mueve la acción, desde la figura central, Jesús, encarnada por Rafael Lloret, hijo, hasta el grupo del Sanedrín, Judas, Pilato, Herodes, Anás y Caifás, María, los apóstoles, las mujeres, los soldados romanos con el centurión al frente y tantos otros personajes intervinientes, contribuyen a esa atmósfera espiritual que se vive durante la representación.

LA CRUCIFIXIÓN

Pero si algo conmueve con especial intensidad es el camino del Gólgota y la escena de la Crucifixión. El marco resulta incomparable en ese 14 de Nisán con la luna nueva alumbrando la singular escena. Porque, además, elementos auxiliares como las antorchas o el sonido de los tambores o las trompetas, contribuyen a crear un clima de reverencia y dolor. La música, compuesta expresamente por Rafael Beltrán, despierta las conciencias de los espectadores. Una Pasión así no puede experimentarse sin verla.