Tras el verano, la piel requiere unos cuidados especiales, ya que como consecuencia del sol y del cloro de las piscinas se encuentra más deshidratada. Este es el decálogo que propone la Academia Española de Dermatología para solucionar esos problemas.

1. La higiene debe ser suave, mediante el empleo de geles sin jabón que no eliminen el manto ácido de la piel.

2. Se pueden emplear exfoliantes corporales suaves las primeras semanas tras la vuelta de vacaciones para mejorar así la penetración de las cremas hidratantes.

3. Se debe insistir en el empleo de cremas hidratantes corporales, a aplicar sobre la piel ligeramente húmeda, tras una ducha corta con agua templada. Insiste en las piernas y los pies, pues son las zonas que más se resecan.

4. Hay que emplear cremas hidratantes faciales cuyo excipiente esté adecuado a nuestro tipo de piel, siendo conveniente el empleo de suero por la noche por su mayor concentración de principios activos.

5. El contorno de ojos se debe cuidar con cremas o geles adaptados a esta zona más sensible de la piel.

6. Puede haber un empeoramiento del acné tras el verano, por lo que se debe acudir al dermatólogo en cuanto se inicien las lesiones, para que paute el tratamiento más correcto.

7. No abandonar el uso de cremas fotoprotectoras faciales durante el otoño e invierno, lo ideal sería el empleo de cremas o maquillajes con factor de protección solar entre 30 y 50. La radiación ultravioleta, tanto A como B, continúa llegando y dañando nuestra piel expuesta en invierno.

8. Evitar rayos UVA para mantener el bronceado, pues pueden producir envejecimiento prematuro de la piel y cáncer cutáneo. En todos los decálogos para la prevención del cáncer prohíben el tabaco y las cabinas de bronceado.

9. Esperar tiempo para la eliminación del bronceado antes de utilizar láser de depilación, pues el riesgo de quemaduras aumenta de forma considerable. h