Los meses de verano registran un mayor número de accidentes de tráfico que en otras épocas del año, por lo que es necesario extremar las precauciones cuando se emprende un viaje por carretera, ya que el cansancio, el estrés y el excesivo tráfico y atascos pueden incrementar los riesgos de accidente.

Antes de iniciar el viaje conviene comprobar que se lleva toda la documentación necesaria y realizar una revisión del buen estado del vehículo que incluya los frenos y la presión de las ruedas.

Es muy importante que el conductor descanse y duerma lo suficiente antes del viaje y evite las comidas copiosas. Es contraproducente emprender el viaje tras la jornada de trabajo.

Si se toma medicación, se recomienda ponerlo en conocimiento del médico para evitar la ingesta de fármacos que puedan provocar somnolencia.

Una vez en el coche, hay que asegurarse de que todos los viajeros llevan puesto el cinturón de seguridad. Si en el vehículo viajan niños es importante que lo hagan en las sillitas reglamentarias y que una persona adulta viaje con ellos en la parte trasera para poder atenderlos mejor y evitar distracciones al conductor.

En ruta conviene parar cada dos horas para descansar y realizar estiramientos con el fin de recuperar el tono físico. La hidratación en verano es fundamental, ya que la falta de líquidos puede provocar cansancio, reducción de la atención y dolor de cabeza. Es aconsejable ingerir una bebida refrescante que ayude al conductor a despejarse. Nunca se debe beber alcohol, puesto que una mínima cantidad en sangre altera los reflejos y la capacidad de percepción. Ante cualquier síntoma de fatiga como malestar físico, parpadeo constante, calambres o errores en la conducción, se debe parar. H