Festival familiar donde los haya, como hecho diferenciador. Para todos los públicos y edades y con un cartel excepcional que hizo las delicias de más de 5.000 personas en el parque de Rafalafena, superando así las expectativas de aforo. El FECStival brindó una jornada de ritmos, animación constante y numerosas actividades paralelas en una quinta edición que batió récords y que se consagra como el festival de otoño de la ciudad de Castellón.

Y es que el cartel no dejaba resquicio para la duda, y las bandas participantes imprimieron un torrente vertiginoso de música de todos los estilos que se fueron sucediendo desde el mediodía hasta bien entrada la madrugada.

Solo por citar algunos grupos, Mucho ofreció su pentagrama festivalero y demostró a ciencia cierta el porqué cada día cuenta con un mayor número de fans con un sonido más electrónico y una personalidad mucho más marcada. Su último trabajo discográfico, Pidiendo las puertas del infierno, es una buena prueba de ello.

Y los ampurdaneses Cala Vento demostraron que el pop contundente es posible a cuatro manos y dejaron claro que son una de las bandas que más tienen que decir en el panorama actual y futuro del indie nacional.

Los Smile, grupo vasco de pop rock que la pasada primavera lanzó su cuarto álbum, Happy Accidents, tras año y medio de silencio sin novedades destacables, se presentó en la capital de la Plana con más ritmo y energía que en sus anteriores trabajos, apostando por un sonido electrónico y unas letras más bailables. Por la tarde, Alice Wonder, en formato acústico, mostró la sensibilidad de sus temas; y los Noise Box abrieron la tarde con nota.

Por la mañana, Los Amantes dejaron un muy sabor de boca, mirando al cielo contra la lluvia que no cesaba, pero mostrando un repertorio que no deja indiferente, con la fuerza de Patrizia Escoín al frente. Y mucha animación y juegos para los más pequeños, en una cita que se consolida en el calendario cultural más familiar, lo que le da un plus.

'MADE IN CASTELLÓN' //

DeBigote, que estrenó disco, Telescopia, se reencontró de nuevo con su público más cercano, mostrando elegancia y alto caché con unas canciones que van directas al imaginario personal. Mientras que los Ruth Baker Band invadió el parque de Rafalafena con su rock-soul potente, sus guitarras electrizantes y una imponente base rítmica con una voz que derrocha una gran fuerza. Para cerrar la noche, los pinchadiscos Rocket Dj y Pablo Mármol a los platos. //