Arrancó a lo grande la sección oficial del Festival Internacional de Curtmetratges de Vila-real, Cineculpable, y lo hizo con propuestas que han pasado por Cannes, Chicago e incluso la India, y que acumulan numerosos reconocimientos tanto en festivales nacionales como internacionales.

Entre los ocho cortometrajes que se presentaron en el Auditori de Vila-real suman más de treinta premios en lo que va de año. Humor negro, animación, comedia y ficción se combinaron.

Se proyectó 600$, dirigido por Oriol Cardús, quien es también el autor del guión, y aborda la vida de Julián, un asesino a sueldo que se ve obligado, a raíz de un encargo inesperado, a replantearse su vida y los valores. Sin dejar el humor negro pero de la mano de Clara Bilbao se presentó Prohibido arrojar cadáveres a la basura.

También debutó como director Hugo Silva en Supercool. Juan Beiro, finalista en la edición de los Goya 2012, firma Vainilla

Tres piezas pusieron el acento internacional: Nevica (Italia), Hasta que la celda nos separe (Puerto Rico) y Todo lo demás (Argentina). Un cortometraje de animación, Portrait of a wind-up maker, entró de lleno en la sección oficial tras haber conseguido ocho premios en distintos certámenes en 2015. El último de los cortometrajes proyectados fue El club de los 27, de Carlos Solano. H