Maestro del cine europeo y realizador con mirada crítica sobre todo lo que le rodea, Bertrand Tavernier (Lyon, 1941) coge al espectador de la mano y le invita a realizar un apasionante viaje por los filmes que le han marcado y que llevan la firma de los imprescindibles del cine francés: Renoir, Becker, Vigo, Malle, Truffaut. Presentada en el festival de San Sebastián, 'Las películas de mi vida' es el nostálgico retrato de una época en la que ir al cine era algo sagrado.

La primera vez que entró en una sala de cine era apenas un niño. Y compara esa sensación con la alegría con la que vivió el fin de la segunda guerra mundial. No es una comparación atrevida. El cine para mí también fue una liberación, un descubrimiento, una escuela. Me abrió los ojos a mundos y culturas muy diferentes. En las películas que me marcaron encontraba el mismo sentimiento de libertad que tuve cuando la ciudad en la que nací, Lyon, fue liberada.

¿Que hubiera sido de usted sin el cine? No lo sé. Me salvó de mi mala salud y me permitió soñar e imaginar. Gracias al él soporté el dolor que sentía de joven. Si no hubiera existido no me atrevo ni a imaginar qué hubiera hecho con mi vida. Quizá nada.

Confiesa en el filme que fue un niño de la guerra malnutrido y con secuelas físicas de aquello. Sí. Tengo un problema en el ojo. El cine fue la manera de superar todas mis enormes carencias. Es un arte visual que empecé teniendo una visión discapacitada. He rodado películas muy físicas, con grandes decorados, en África. También lo he hecho en lo alto de una montaña. Y cuando era pequeño no podía ni correr. Me ahogaba y sufría vértigos. Sí, el cine me transformó.

¿Es nostálgico del pasado? La evolución forma parte de las cosas. Los cineclubes han desaparecido pero los cines de arte y ensayo siguen existiendo en Francia. Gracias a la acción de los directores franceses podemos combatir para proteger la creación en una Europa que, de momento, da prioridad a la evasión fiscal que permite a todos los grandes grupos americanos que no paguen impuestos. Este el mayor golpe que le puedes dar a la cinefilia, este pillaje organizado de los gigantes estadounidenses, como Google y Amazon, que practican el 'dumping' [deslocalización] fiscal.

¿Confía en que Europa haga algo contra eso? No. Europa ha hecho muy pocas cosas. Desgraciadamente, no hay ningún jefe de Estado con un discurso fuerte sobre Europa, con utopía, como podían tener Helmut Kohl o François Mitterand. Ahora tenemos enanos políticos incapaces de hablar. Solo tuitean.