La misa de entierro del pintor Paco Puig, fallecido el lunes llenando de dolor al arte castellonense, celebrada en la tarde de ayer en la concatedral de Santa María, constituyó una imponente manifestación de duelo que abarrotó el templo, dando muestras del aprecio de la sociedad y la cultura castellonense por el artista.

Ofició la celebración eucarística el prior de la basílica de la Mare de Déu del Lledó, Josep Miquel Francés, quien en su extensa homilía destacó el sentimiento espiritual del artista y su vinculación con la patrona de la ciudad, para la que escribió populares canciones y pintó cuadros para sus festividades más emblemáticas, como algunos de los carteles anunciadores de las fiestas patronales con una muy particular y personal iconografía mariana.

El sacerdote significó que su acendrado castellonerismo tenía un intenso contenido contemplativo tanto en la inspiración de su obra como en su ser personal.

La lista de las personalidades castellonenses que quisieron mostrar su condolencia a los familiares de Paco Puig sería interminable, desde autoridades políticas e institucionales a artistas y público en general con abundante presencia de amigos.

La conocida soprano Margarita Fernández Darós y Els Llauradors intervinieron en la parte musical con Alejandro García al órgano, ofreciendo en la consagración un sentido segundo tiempo del Concierto de Aranjuez.