La vida de Ripollés sigue estando llena de retos. Ni sus 82 años le privan de la ilusión y la motivación de buscar nuevas experiencias en ese infinito universo del arte. Por eso, cuando la imaginación de este inquieto maestro parecía que había alcanzado todo lo imaginable, un nuevo desafío artístico asoma en su camino. El sábado 14 de marzo plasmará con su imaginación una cita histórica en Castellón, la corrida goyesca que rinde tributo tanto al propio artista de la tierra como al torero Enrique Ponce. La plaza se convertirá así en el mayor lienzo que jamás haya pintado Ripollés, que una vez más mostrará su pasión por la tauromaquia como ya lo hicieran sus colegas Picasso o Dalí, no tan distantes del castellonense en genialidad y distinción.

Su pincel será el mejor complemento al arte efímero del toreo. “Me hace mucha ilusión”, afirma el pintor con una sonrisa en la cara, pletórico de alegría ante tal compromiso, con la misma alegría y positivismo que rezuman sus obras, cuyo colorido encaja a la perfección con el policromático universo taurómaco.

Ripo desvela que pintará el ruedo así como los burladeros. “Todavía no tengo muy claro cómo pintar el ruedo, porque hay varias imágenes que se pelean entre ellas y al final solo se quedará la definitiva. Espero que mi personalidad no se pierda”, asegura, mientras adelanta que ya ha estado en la plaza preparando la idea. “Necesitaba verla desde otra perspectiva que no era la de mero espectador. Quería toparme con la realidad que voy a pintar”.

UN CAPOTE // A su casona de Mas de Flors ha llegado un capote de brega. Nuevo. Un lujo, con el fucsia resplandeciente, y con el reverso marcado con el nombre de otro maestro: Enrique Ponce. El de Chiva se lo ha mandado para cumplir otro de los deseos de Ripo, pintarlo como si de un lienzo se tratara y ofrecérselo en la goyesca. De maestro a maestro.

A los dos, Castellón les rendirá pleitesía en un día tan significativo. A uno por sus bodas de plata en el toreo; al otro por su defensa apasionada de la tauromaquia como referente cultural.

Lo que plasmará en la capa el pintor es toda una incógnita; lo que sí es cierto es que con él, Ponce podrá pintar las verónicas más artistas jamás vistas hasta ahora. Pocas referencias iguales hay en la historia del toreo, la más reciente fue la protagonizada por el torero Serafín Marín en la última corrida de Barcelona, cuando toreó con un capote pintado por María Franco en protesta por la prohibición catalana.

“El mundo del toro, como he demostrado a lo largo de los años, siempre lo he llevado dentro de mí, es una temática que me ha acompañado durante toda mi vida. La tauromaquia es algo que siento muy dentro”, admite con esa sinceridad y pureza que transmite en la conversación. Y no habla en vano, pues por sus venas corre sangre torera. Emparentado con Manuel Granero, aquel torero valenciano cuya carrera, destinada a suceder en el trono a Joselito, la truncó el toro Pocapena en Madrid. Es amigo de toreros, como el elegante José Fuentes o actualmente de Luis Francisco Esplá, con quien comparte aficiones y hasta el ermitaño modo de vida; sin olvidar a los de la tierra, a los que sigue ayudando de manera desinteresada.

Asegura que le gustan los toreros “creativos y artistas”. “El arte es inspiración, y no entiendo que a un torero se le exija estar bien a las cinco en punto y cada tarde que torea”. “Espero que el 14 de marzo surja la inspiración, para ellos y para mí también, como artistas que somos”, asegura. H