La Feria de la Magdalena 2017 se va a recordar como la de la revitalización. El trabajo de salvación de un serial que iba de capa caída y que inició la actual empresa, se ha consolidado este año. Y así lo demuestran los llenos, el ambiente magnífico que se respiraba, la expectación... La recuperación de Castellón era una realidad. La Magdalena olía a feria de categoría. Los hoteles hasta la bandera, los restaurantes y los bares colgaban el No hay billetes. La satisfacción de ver la plaza llena ha sido directamente proporcional a la que sentían los hosteleros.

En el aspecto puramente artístico, la Magdalena deja algunas perlas para el recuerdo, como el triunfo rotundo de un Talavante que por fin entró en Castellón, el feliz reencuentro de un Juli dueño y señor del toreo en su versión más autoritaria, la entrega de Castella, el idilio con Manzanares, el toreo caro y de cante grande de Varea, la determinación de un López Simón que sigue su curso triunfal y el amor propio de dos toreros como Juan José Padilla, gran gesto el suyo de estar en Castellón tras el percance de Valencia, y Vicente Soler, que suma y sigue en su tierra, así como el dichoso regreso de Diego Ventura. Y sin olvidar la novillada en clase práctica. Bien por esa apuesta de la Diputación que, en los tiempos que corren, es poco menos que una proeza. Y bien por la Escuela Taurina, cuya cantera sigue generando ilusiones como la de Héctor Edo, que sin perder la garra ha dado pausa a su toreo. Y superior la novillada de Daniel Ramos. ¡Qué manera de embestir! Esta vez los de casa no se han quedado atrás y su feudo les ha arropado con el calor necesario.

VARIEDAD GANADERA // En el aspecto ganadero, ha habido de todo. En cuanto al nivel de presentación, comenzó muy bien con el serio conjunto que envió Ricardo Gallardo, alguno de los toros fue sobrero de Valencia (plaza de 1ª) y se acabó con la muy justa corrida de Juan Pedro Domecq. La de Cuvillo subió el nivel con respecto al año pasado y Garcigrande envió un conjunto acorde a esta plaza. En cuanto al comportamiento, ha habido toros importantes en cuanto a bravura se refiere. Y es que a pesar de los todavía prejuicios que genera en algunos aficionados las ganaderías de procedencia Domecq, muchos han acabado aplaudiendo las virtudes y, a la vez, la bravura de algunos de los toros que salieron por los chiqueros de esta plaza.

Muy alta en bravura fue la corrida de Fuente Ymbro. Sobre todo por los toros que abrieron y cerraron plaza, que pidieron exigencia y mano baja a sus lidiadores, Juan José Padilla y Vicente Soler. Y dentro de este encierro, El Fandi mató en primer lugar un toro de una calidad como pocas veces se ve en un astado.

Destacar la corrida de Garcigrande, que mereció honores y premios que, de manera injustificada, han quedado muchos desiertos. Salvo el primero, embistió toda la corrida. Hasta el manso que lidió El Juli. Y aunque la corrida de Cuvillo no cumplió con las expectativas, lidió en segundo lugar uno de los toros de la feria: bravo, embistiendo con celo, humillado y entregado. Y a medio gas embistió la de Juan Pedro Domecq, aunque con posibilidades. Así que toros, hubo.