Hacía años que no pasaba. Inmensas y multitudinarias colas en las taquillas de la plaza de toros de Castellón, en el primer día de apertura de la venta al público del billetaje para presenciar la inminente feria taurina de la Magdalena. Unas colas que ocupaban toda la pared del coso taurino castellonense recayente a la avenida de Pérez Galdós.

Máxima expectación, interés manifiesto y ganas de ver buenos toros y pases magistrales de los diestros, en un ciclo calificado a priori como la mejor Feria de la última década, y que ha despertado la ilusión y el entusiasmo del aficionado castellonense.

Casi dos horas antes de la apertura de las taquillas (10.00), ya había gente haciendo cola, como Antonio Muñoz, un joven vecino de Onda, quien confesaba que «a las 8.20 horas ya estaba delante de la taquilla, y no era de los primeros precisamente», detallaba.

DE TODAS LAS EDADES // Hombres y mujeres de todas edades y mucha gente joven, con la intención de adquirir el abono para la juventud, impulsado por la empresa que gestiona la plaza de toros, dieron un ambiente especial a una soleada mañana que anunciaba la primavera taurina.

Grupos de amigos, en solitario, con familiares, como las hermanas Lola y Reyes Moreno, de Campo de Criptana, pero residentes en Castellón; novios acaramelados y veteranos/as, como Carmen Gabaldá, que decía a Mediterráneo que va «a los toros desde los tiempos de El Cordobés padre», y de eso ya ha llovido mucho, formaban un paisanaje variopinto con el denominador común del taurinismo más recalcitrante.

Además, con comentarios favorables a los carteles del 2017. Desde el castizo pinta bien hasta el posmoderno guay, se unían a la hora de calificar un serial recibido con beneplácito por los aficionados de la tierra.

En las conversaciones improvisadas a las espera de poder comprar las entradas surgían los nombres de Talavante, Morante, Manzanares, Roca Rey, Ponce, El Juli, López Simón, Diego Ventura... Figuras consagradas y también emergentes, y que aparecen en las corridas magdaleneras.

Pero, asimismo, no solo eran aficionados de la capital los que mostraban su deseo de ser los primeros en comprar entradas para la feria taurina. También se acercaron hasta el coso de Pérez Galdós admiradores, seguidores, apasionados y devotos de toros y toreros de muchos pueblos de la provincia: Vila-real, Nules, Burriana, Onda, Betxí, Vilafamés...

Mientras, la mañana en el coso y alrededores era gentío y ansiedad, tranquilidad y templanza, movimiento y requiebros. Un júbilo compartido de gentes llegadas de todos los lugares para adquirir sus entradas para la feria. Un vigilante de seguridad, con aspecto adusto, merodeaba en la interminable hilera. Comprobaba in situ cómo, con absoluta tranquilidad, los taurinos son gente de paz y seguían rigurosamente el orden de la cola para poder adquirir sus salvoconductos para los espectáculos taurinos programados. Castellón comenzó ayer miércoles a vestirse de luces, radiante y esperanzada. Hacía años que no pasaba.