Bob Dylan suele ser hermético en sus conciertos. Nada de concesiones populares. Y no es que se esperase que en el concierto que ofreció el jueves en Las Vegas, poco después de que laAcademia Sueca le concediese el Premio Nobel de Literatura, saltasen al escenario con un 'Hello, Stockholm', o algo así. Pero alguna referencia se podría haber permitido. O una declaración oficial a través de su representante, algo que 24 horas después del anuncio del premio aún no ha llegado. Y no. Dylan no dijo ni una palabra sobre el Nobel desde el escenario del teatro Chelsea, en el complejo del casino Cosmopolitan.

Bueno, de hecho, prácticamente no dijo ni una sola palabra más allá de sus canciones. Ni se mostró especialmente generoso, con un único bis, una versión de 'Why try to change me now' ('Por qué intentar cambiarme ahora'). Puestos a hacer hermenéutica, quizá sea un mensaje.

Y es que, según los académicos de Estocolmo, la portavoz del jurado aún no ha conseguido hablar con el cantante, y solo ha podido informar de la noticia a su representante. Según un amigo de Dylan citado por 'The Washington Post', Bob Neuwirth, el cantante "es muy capaz de no llegar a dar nunca las gracias". Así que los organizadores del premio ya pueden empezar a inquietarse. Si el jueves decían que ojalá la tradicional conferencia del ganador del premio fuese este año un concierto, la posibilidad de que Dylan no comparezca para recogerlo, como hizo Sartre en en 1964, está más que abierta.

Y mientras sigue la controversia sobre la concesión del Nobel a un escritor de canciones, el otro cantautor vivo que podría aspirar también a un galardón similar, Leonard Cohen, le daba su respaldo desde Los Ángeles, en plena promoción de su último disco: "Para mí, es como poner una medalla al monte Everest por ser la montaña más alta".