Ha irrumpido en la Tauromaquia como una especie de mesías, ese torero que le faltaba a la Fiesta para traspasar sus fronteras de la plaza y ser capaz de tomar el testigo de un relevo generacional necesario. Roca Rey está llamado a ocupar el cetro del toreo y apenas le falta un suspiro para ello. Imparable, insaciable. Así es este peruano, rey de un valor seco que conjuga al servicio de la emoción. No teme a nada ni a nadie porque en su mundo solo cabe él y su toreo sincero que impone con una firmeza escalofriante, entregando su vida en cada faena con un objetivo: ser un torero de época. «Hay que salir todas las tardes a jugarse la vida», expone con una sinceridad aplastante Roca Rey, «es lo que la gente espera de tí cada vez que va a la plaza y lo que a mí más me gusta, lo que me hace sentir unas sensaciones especiales, unas veces es duro y otras lo disfrutas más, pero es así como siento el toreo».

SIN LÍMITES // Así es Roca Rey, un joven espigado de 21 años, nacido en Lima pero formado en España bajo el paraguas de José Antonio Campuzano. Es el torero del momento, cautiva a jóvenes y mayores. El éxito de su triunfo: su verdad desnuda, su entrega sin límites cruzando cada día la raya de la precaución, ese hilo tan delgado que separa la vida y la muerte. «A nadie le gusta morir, eso que vaya por delante, pero sí me encanta la sensación de estar entregado de verdad y saber que el único que te puede quitar es el toro. Cuando asumes el riesgo de que un toro te puede coger y estás en ese sitio, es cuando sientes ese cosquilleo en la barriga que me encanta. Quiero matizar que uno se entrega para torear bien, no para que un toro te coja sin más, esa es la diferencia».

A pecho descubierto. Su manera de hablar es idéntica a su toreo: sincera. Acaba de aterrizar en España tras una temporada americana arrolladora, que enlazará con la europea sin solución de continuidad. Es tiempo de tentaderos, de adaptarse a la embestida del toro español. Andrés se muestra satisfecho por su paso por las américas: «La valoración es muy positiva, ha habido tardes de triunfos y me he sentido a gusto muchas veces, haciendo emocionar a la gente, que es algo que me apasiona. Me quedo con el triunfo en mi tierra, en Acho, consiguiendo el tercer escapulario de Oro consecutivo, algo que nunca había pasado en la historia. También destaco la tarde en Bogotá donde se vivieron cosas emocionantes, en Cali, Querétaro con dos puertas grandes...».

EMOCION EN EL RUEDO // En Castellón hará el paseíllo el domingo 11 junto a Ponce y Manzanares. Cartelazo. Dos figurones frente al que está llamado a serlo. Será la segunda vez que pise esta plaza como matador de toros, la primera fue en un mano a mano con López Simón en 2016 y, desafortunadamente, una cogida días antes le impidió hacer el paseíllo el año pasado. «Es mi segunda corrida en España este año, ya que empiezo en Olivenza el día 4, y la verdad es que voy a la Feria de la Magdalena con toda la ilusión del mundo para poder disfrutar y hacer el toreo como lo siento, para que la gente también se emocione y disfrute en un cartel muy rematado y que tiene un gran atractivo para una afición que es muy taurina», explica el diestro.

¿Cuál es el secreto para llegar a emocionar?, le preguntamos a Andrés, que se apresura a contestar: «La entrega absoluta es la clave de todo. Con entrega puedes llegar a torear bien, a tener valor y a emocionar, es lo que hace falta en el ruedo. Cualquier plaza, sea de la categoría que sea, es digna de merecerse esa entrega que tú puedas dar con el toro en el ruedo. Así será en Castellón y en todas las ferias donde vaya».