Ha tardado seis años Alejandro Amenábar en completar su sexto largometraje, Regresión, la película encargada de dar el pistoletazo de la salida a la 63ª edición del Festival de San Sebastián. Después de un proyecto tan ambicioso como Ágora, que no alcanzó las expectativas ni la repercusión esperadas, el realizador parece haber replegado su artillería y abandonado su vertiente más pretenciosa para regresar a sus orígenes para firmar una pequeña historia de horror.

La película se sitúa en Minnesota a principios de los 90 y nos introduce en el seno de una comunidad rural en la que parece planear entre sus habitantes un miedo irracional frente a la existencia del diablo. Una joven (a la que da vida Emma Watson) acusará a su progenitor de haber abusado de ella y de haberla sometido a una serie de ritos satánicos. Un detective (encarnado por Ethan Hawke) será el encargado de averiguar la veracidad de estos hechos, al mismo tiempo que será absorbido por esa espiral de sugestión que planea a su alrededor.

LA RELIGIÓN Y LA CIENCIA

Precisamente, ese elemento de sugestión es uno de los ejes principales sobre los que se asienta la película, a través de la utilización de técnicas de hipnosis para llegar al subconsciente de los personajes y desbloquear sus deseos y miedos más reprimidos. El otro tema cordial, es sin duda la religión y la manera que se utiliza como forma manipulación. «Me eduqué en un colegio católico durante diez años», cuenta el director. «Y jamás habría pensado que ocupara un espacio importante en mis películas. Sobre todo algunos aspectos, como la culpa. En esta ocasión intenté rebajar mucho el contenido para no cargar las tintas en torno al tema del demonio, porque lo que me interesaba más era explorar el otro lado, el de la ciencia».

Correcto. Amenábar es un director profundamente metódico y racional. E incluso cuando está lidiando frente a tema sobrenaturales, es incapaz de ofrecer un punto de vista ambiguo que nos introduzca dentro de los vericuetos del cine de género más puro. «Nos planeamos dejar una puerta abierta al espectador, pero pensamos que era poco honrado, porque yo tenía muy claro lo que quería contar. Otra cosas son los mecanismo que utilice para contar la historia y jugar con el espectador. Cuando haces películas tienes que alimentar tu lado crédulo e incluso tu lado irracional. Pero soy demasiado escéptico».

'THRILLERS' DE LOS 70

Quizás por esa razón, el director de Tesis, a la hora de pedirle referencias que hayan podido inspirarle a la hora de planear la película, no nombra a John Carpenter o incluso a directores contemporáneos como Scott Derrickson, cuya película Líbranos del mal podríamos considerar como prima hermana de Regresión. Amenábar cita a Pakula, a Lumet, al Maraton Man de John Schlesinger y en general, al cine de los 70, sobre todo en su vertiente de thriller político de suspense. «Me gustan estas películas porque aportaban un aire de seriedad al que no estamos ahora acostumbrados cuando lo trasladamos al terror, lo cual no dejaba de ser un riesgo. Ahora la tendencia es el rodaje más adrenalítico, el montaje picado, bombardear con efectos digitales. Y nosotros lo que queríamos era hacer una película muy clásica, casi de la vieja escuela»

Al director no le han acompañado este sábado los dos principales intérpretes de su cinta, Emma Watson e Ethan Hawke. «Ha sido una pena que no hayan podido acompañarme, porque sé que si alguien quería estar aquí hoy, era Ethan». Así que le ha tocado a Amenábar enfrentarse solo ante el peligro en esta inauguración en la que buena parte de la prensa no ha llegado a encajar demasiado bien este viraje del director casi al cine de serie B. Quizás, aquellos que les gusten las películas más hiperbólicas de Amenábar se sentirán decepcionados con un filme de atmósferas mortecinas, ambiente lluvioso, turbiedad moral y ritmo sosegado. Los que nunca hayan entrado en ellas quizá puedan valorar que la peor película de Amenabar sea, tal vez, la mejor de su carrera.